Las limitantes son los condicionamientos económicos internos y las inversiones en infraestructura.
Un panel de oradores durante la celebración de los 10 años de ACSOJA fue un buen ejemplo del trabajo en cadena que persigue esa entidad. En ese espacio de la jornada hubo representantes de la producción, los insumos, la tecnología, la comercialización y lo servicios. Entre todos trazaron un diagnóstico de la situación actual y perfilaron las estrategias futuras para el cultivo de soja en la Argentina.
Fernando García, del IPNI Cono Sur, abrió el fuego con una pregunta: “¿Por qué no podemos producir 6.000 kilos de soja en todos los lotes?” En su respuesta aparecieron en primer lugar cuestiones de manejo. Pero enfatizó que “somos líderes en producción de soja pero no en el desarrollo de ciencia y tecnología destinada al cultivo”.
“Por lo tanto, la ciencia y la tecnología necesitan el apoyo de la cadena de la soja para dar respuesta a las demandas de los distintos eslabones de la cadena”. Al respecto, citó como ejemplo el caso de Canadá, donde la inversión estatal en el estudio de fertilidad de suelos ha caído y frente a eso la industria de fertilizantes decidió apoyar la investigación. “Es un ejemplo de acciones que se realizan en otros países y que nos podrían venir bien”.
García mostró que el uso de herramientas tecnológicas como la fertilización pueden multiplicar los resultados económicos obtenidos con el cultivo. “La soja responde a la fertilidad –aseguró el especialista- y con una relación de precios de dos kilos y medio de soja por kilo de fertilizante se duplica el retorno de la inversión”.
“A nivel de país –agregó-, sólo aplicando una correcta fertilización con fósforo podríamos incrementar ingresos por 1.200 millones de dólares”.
Alfredo Paseyro, presidente de ASA, se encargó de los insumos. Como primer ejemplo puso al subsector que más conoce, el de los semilleros, señalando que –entre directos e indirectos- generan 105.000 empleos. También destacó los desarrollos alcanzados en los distintos cultivos. “Ya tenemos 30 eventos biotecnológicos y otros 15 que están avanzados”.
“Sin embargo, el mercado real de semillas está en baja. Por ejemplo, menos del 15% de la soja sembrada proviene de semilla fiscalizada”, explicó. Y eso le abrió el camino para sus interrogantes: “¿Con ese marco como se hace para seguir invirtiendo?” y “A que nos enfrentaremos si no podemos hacer la trazabilidad de más del 70% de lo que sembramos”.
Luego señaló que para revertir la situación se necesita: “Un marco equilibrado de protección a la propiedad intelectual que permita un retorno adecuado de las inversiones realizadas en fitomejoramiento y biotecnología, una continua revisión y actualización de los marcos regulatorios en biotecnología, un sistema de control fitosanitario para la importación y exportación de semillas ágil, una autoridad de aplicación (SENASA) fortalecida en lo institucional y una autoridad de aplicación en el sector específico de semillas (INASE) constituida como marca la ley, con su directorio constituido y fortalecido en recursos humanos”.
Carlos Blousson, gerente general de Cresud, enmarcó las estrategias pra el futuro de la producción de soja. Al respecto señaló que los problemas que se avecinan pasan por la variabilidad climática y las malezas resistentes, en ambos casos espera respuestas de la biotecnología y los manejos adecuados, también espera una baja en los tenores de proteína (“que requieren desarrollos biotecnológicos e incentivos de mercado”) y, por último, consideró que habrá una presión sobre la infraestructura logística que sólo puede paliarse con inversiones y financiamiento.
Respecto de los desarrollos que son esperados por los productores, Blousson citó: las resistencias a sequía y salinidad, la estabilización de los rindes y la adaptación a nuevas áreas. Pero también marcó un camino hacia la “descomoditización” de la soja, como es el caso de la producción certificada, o soja alta proteína, etc.
Por último, Blousson enumeró los que considera que son requisitos para la sustentabilidad: rotación de cultivos, mercados transparentes de fijación de precios, e incentivos de precio para calidades diferenciales.
El presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ricado Marra, marcó que diferentes proyecciones globales coinciden en un futuro promisorio para la cadena de la soja, con estimaciones que indican que de los alrededor de 48.000 millones de toneladas de producción mundial actual se pasaría en los próximos 10 años a alrededor de 70.000 millones o más.
Al respecto, Marra indicó que para enfrentar ese desafío “el sector agroindustrial argentino tiene un enorme potencial de crecimiento pero consideró como prioridades de la agenda pública la inversión en infraestructura, referida fundamentalmente a carreteras y ferrocarril.
Marra destacó para acompañar los crecimientos futuros, los mercados a término seguirán siendo una herramienta eficaz de la comercialización. “Un mercado con volumen y liquidez genera precios realistas, sin condicionamientos y libre acceso a todos los operadores. Es una herramienta fundamental que da sentido a la función de almacenar, financiar y diseñar las más ingeniosas estrategias de precios e ingresos en un marco de riesgos administrados”
Sobre el sector de los servicios financieros, Enrique Cristofani indicó que la Argentina tiene un muy bajo nivel de crédito consecuente del bajo nivel de ahorro. Por lo tanto, planteó como objetivo para los próximos años lograr un nivel similar al promedio de los países de la región.
Más usos
En la reunión por su Aniversario, ACSOJA lanzó un “Concurso de Ideas Proyecto sobre Nuevos Usos de la Soja”. El objetivo es impulsar el desarrollo de ideas innovadoras y nuevos eslabones que agreguen valor a una cadena que se agranda y cuenta con las mayores tasas de crecimiento del comercio mundial. A su vez, entregó un reconocimiento a las entidades que han sido socias durante estos diez años.