La necesidad de agregar valor para diversificar mercados y cortar la dependencia de China, y modificar la forma de transporte de la cosecha fueron temas clave.
El aniversario de la cadena de la soja argentina le quitó el velo al futuro del país. Uno de los paneles encargados de presentar la visión a futuro para el complejo sojero puso en blanco sobre negro la necesidad de mejorar la infraestructura y poner el foco en el agregado de valor, como mecanismo de enfrentar los nuevos tiempos.
Por la industria, los oradores fueron Gonzalo Ramírez Martiarena, de Dreifus, Alfonso Romero, de Noble, y Roberto Urquía, de Aceitera General Deheza, moderados por el periodista de Clarín, Sergio Persoglia.
Ramírez Martiarena volvió a destacar el crecimiento de la vida urbana en China y del consumo de proteína animal, que no es otra cosa que proteína vegetal convertida, y luego, frita, con aceite. A esto se suma el aumento de los biocombustibles.
Hoy, un tercio de la cosecha de maíz de Estados Unidos se destina para etanol, y la cosecha es de 350 millones de toneladas.
Pero la relación de la exportación global vs la importacion de China es un tema crucial para el orador, quien anunció que hacia 2020, China estaría importando 130 millones de toneladas de poroto de soja.
En la Argentina, de los 55 millones de toneladas que producimos, sólo el 4% se transforma en harina de soja. En Brasil es el 16%, y en EEUU, 26%. “El procesamiento en el mercado interno es lo que hacen bien”, dijo Ramírez Martiarena.
“Hay que estimular la demanda interna”, apuntó. “¿Qué es lo que nos está pasando que destinamos tan poca proteína vegetal para alimentar a nuestros animales?”
Continuando con el análisis comparativo de los tres principales jugadores mundiales, el representante de Dreifus indicó que “EE.UU. recompone sus stocks al 11%, venía de 5 en la década anterior. Brasil pasó del 3 al 4% de relación de stocks vs consumo, y Argentina está en el 23%. En Brasil el stock queda en mano de la industria, en EE.UU. está repartido, y en la Argentina está en mano del productor, que tiene capacidad para almacenar más de una cosecha de soja”.
La Argentina tiene la capacidad para seguir creciendo en producción. “Pero estamos enfrentando un escenario que no está tan bueno y hacerlo en cadena nos lo hará más sencillo”, dijo.
Sobre la transparencia de los mercados, Ramírez Martiarena destacó que en la Argentina, todos los días, todo el tiempo, todos sabemos cuánto vale la soja. Esto en Brasil es más difuso, lo mismo en Estados Unidos, donde Chicago representa un porcentaje ínfimo de la producción.
En materia de puertos, en la Argentina tenemos capacidad para almacenar dos cosechas. “Que la Argentina tenga más capacidad instalada que producción ayuda a la formación de precios”, dijo el representante de Dreifus para acotar que “tener tantos camiones movilizando la cosecha es inviable”, apuntó.
Cambiar el transporte para ser más competitivos
A continuación, Alfonso Romero, de Noble, reiteró que el 50% del crecimiento de soja esperado tiene que venir de Sudamérica. “Me pregunto si vamos a estar en condiciones de infraestructura para responder a esa creciente demanda”, dijo.
La principal zona de producción está cerca de Rosario, el 70% sale por ese puerto, y la mayoría está a una distancia de 300 a 400 kms del puerto. En Brasil, 1/3 de la producción saldrá por los puertos del norte en breve, y en Estados Unidos tienen la logística más eficiente, con una distancia de 1100 kms a puerto.
¿Quién va a responder al 25% de crecimiento de volumen de soja que se está esperando?, dijo Romero y apuntó a la infraestructura del transporte. En la Argentina, el 80% se traslada en camión, 4% en barcazas y 13% en ferrocarril. En Brasil, el ferrocarril es el 33%, la hidrovía 7% y 60% el camión. En Estados Unidos, el 61% es hidrovía, 23% ferrocarril y 16% camión.
“Si miramos la eficiencia, pagando 50 dólares por tonelada, somos el país menos competitivo. El transporte menos competitivo es el camión y también el sistema más importante en nuestro país”, dijo.
Hacia 2025, el ferrocarril Belgrano Carga debería trasladar 10 millones de toneladas. Hoy lleva 1.2 millones de toneladas. “Este es un buen elemento para mejorar nuestra matriz de transporte”, apuntó.
“Por debajo de 365 dólares por tonelada de soja, en campo alquilado, el productor no siembra soja y el precio mínimo es de 332 dólares por tonelada en campo propio. Toda la serie de costos ocultos hace inviable la producción. En Brasil, estos precios mínimos son mucho menores, lo mismo en Estados Unidos”, detalló.
“En capacidad instalada nos hemos anticipado a un crecimiento que no se produjo. La industria se adelanta, pero la producción no logra avanzar por un tema de pérdida de competitividad”.
“Pero hoy no podemos meter más camiones. Tenemos que modificar el modo de abastecer los puertos. Reducir la cantidad de camiones y aumentar el de barcazas daría una gran mejora. Deberíamos replantearnos la forma en que estamos moviendo las cosechas. ¿Argentina puede transportar 70 millones de toneladas de soja con la infraestructura que tenemos?”
Agregar valor para diversificar
Roberto Urquía, de Aceitera General Deheza, dijo que si diversificamos los destinos nos hacemos menos vulnerables. “Si exportamos solamente porotos de soja, la China dependencia es fenomenal. En los últimos 10 años, el 80% del destino de poroto argentino fue a China y esto debería preocuparnos a todos. Y China además usa barreras paraarancelarias”.
“Si nosotros elaboramos el poroto dentro de nuestra frontera, podemos diversificar el mercado”, dijo Urquía. Además de la harina y el aceite, el industrial mencionó la glicerina - resto de la fabricación de biodiesel-, que tiene varios destinos y que si se refina además es muy útil en farmacopea. También la lecitina, otro subproducto, tiene una cantidad de destinos para alimentación de salmónidos. “En estado natural tenemos un monodestino, contra una gran diversidad de destinos si se industrializa a nivel nacional. La dependencia de China debe preocuparnos”, expresó Urquía, no sin antes destacar que la cadena de la soja agrega valor e incluso antes de la siembra, cuando convierte el acero en máquinas agrícolas o cuando fabrica urea. “El sector es hoy la locomotora de la economía argentina”.
“Una gran cantidad de países tiene políticas arancelarias que castigan la importación de productos con mayor valor agregado. La única forma de ser competitivos es espejar en el país las trabas que nos ponen en el mundo, y de este modo neutralizar lo que hacen otros países. Ese es un tema que no logramos que los distintos gobiernos entiendan”, expresó Urquía. Y culminó: “la falta de conocimiento de la importancia que tiene el sector en el país hace no existan las políticas y la infraestructura necesarias para apuntalarlo”.