Según una encuesta de Poliarquía, Massa ganaría en las PASO, pero la suma de los candidatos K lo aventajaría en 9 puntos. El FAU no llegará a la segunda vuelta y se atendrá a arreglos locales, donde primará el poder territorial, principalmente de la UCR. Massa o Macri pueden ser Presidente, si saben separar lo local de lo nacional y detectan qué quiere el 56% de la población que piensa que “el país estará mejor” y qué NO quiere el 29% que está muy en contra de las actuales políticas.

Las preguntas de hoy

Hay, por lo menos, dos “dobles discursos” que, en medio de la “reflación”, se aclararán antes del inicio de 2015:

1) El kirchnerismo insiste en que está todo bien, pero organiza medidas prudenciales ante eventuales problemas sociales que se podrían suscitar hacia fines de año. Es cierto que la Presidenta mantiene cierta aprobación de un segmento importante de la opinión pública (¿40%?), pero la mayoría quiere cambios y las tensiones acumuladas, incluso en el seno del oficialismo, son grandes. La radicalización emprendida el 30 de Junio (negativa a aceptar la solución privada para los buitres) y profundizada el 30 de Setiembre (conspiraciones, combate al contado con liqui y a las cuevas, etc.), ha dado como resultado una crisis interna en lo que todavía queda del Partido Justicialista y, por qué no decirlo, sordas pujas gremiales que podrían empezar a hacer ruido hacia fines de año. No hay que olvidar que la inflación ya se comió el aumento salarial paritario y, para cobrar el próximo, faltan más de 6 meses, en el mejor de los casos. En síntesis, es difícil saber si a fin de año habrá lío y, más aún, determinar a quién/es perjudicará.

2) El segundo doble discurso tiene que ver con el vencimiento de la cláusula RUFO. En realidad, casi no es un doble discurso, porque la opinión pública, los empresarios, los oferentes de dólares y el propio gobierno (entre bambalinas), están reconociendo que podría haber arreglo con los buitres, una vez que expire dicha cláusula. Quien esto escribe, no está tan convencido, porque todavía falta ver qué decisión tomará la Presidenta, llegado el momento de arriar banderas y cuál será su estado de ánimo, en el eventual caso de que hubiera problemas sociales a fin de año. El mejor escenario para el oficialismo, obviamente, es un arreglo presentable y tratar de conseguir que el candidato K coloque la mayor cantidad de diputados y senadores posible, para asegurarle al kirchnerismo algo así como la Jefatura de la oposición.

Habiendo establecido los probables escenarios económicos y sociales para los próximos tres meses, la incógnita es qué hará la Presidenta en materia de política y cómo jugará si la economía mejora, por lo menos desde el segundo trimestre de 2015.

Subyace a esta incógnita, la atribución de las culpas sobre los meses de recesión y caída del empleo, que afectan al oficialismo y si éste podrá modificar la percepción de los votantes, resolviendo, o al menos atenuando crucialmente, la crítica situación externa (que se expresa en falta de dólares y, por ende, nula capacidad para reactivar la economía).

Está claro que habrá caída del Producto en 2014 y probablemente en el primer trimestre de 2015. La discusión es sobre las magnitudes, tanto de caída como de crecimiento posterior. Obviamente, hay una relación “estadística” que puede favorecer al oficialismo (aunque con incierta repercusión electoral) en el segundo semestre de 2015, si es que ya para entonces se expresaron las mejoras o el alivio en la restricción externa.

Las elecciones de 2015

Como punto de partida, se tomará la encuesta de Poliarquía publicada ayer en el diario La Nación. A partir de ella, estableceremos ciertas hipótesis de trabajo.

En cuanto al kirchnerismo, parece razonable lo que recoge la encuesta:

a) Cristina mantiene una aprobación de 40 puntos, pero 33% del electorado dice que el kirchnerismo hizo una buena gestión, aunque con errores, y 21% de los encuestados dice que hizo una mala gestión, aunque consiguió algunos logros. Sólo 12% está muy identificado con la gestión K y 18% quiere continuar la mayoría de las políticas actuales (ojo: no sumarlos); mientras que el 29% espera que éstas cambien.

b) En las PASO triunfaría Massa, pero la suma de cinco candidatos del oficialismo da un 31% (Scioli y Randazzo tendrían 20 y 8%, respectivamente), es decir 9 puntos más que Massa.

c) Para la primera vuelta, hoy se espera el triunfo de Scioli, por un margen muy estrecho con respecto a Massa. Quiere decir que la cuestión pasa por saber hasta qué punto el resultado de las PASO puede modificar esta situación. Los números le dan a Scioli 26 puntos, o sea 3 más que a Massa y 4 más que a Macri, quedando Cobos con el 13%. Obviamente, la segunda vuelta sería entre un kirchnerista y el que resulte mejor candidato, en las PASO, en la disputa entre Massa y Macri.

Para hacer algunas hipótesis en base a lo anterior , es preciso considerar que:

- La Presidentaestá dejando correr a todos sus candidatos, sabiendo que necesita que mejore la economía, para tomar la decisión final y “pesar” políticamente en la selección de las listas para cargos electivos (como en 2011). Nótese que entre el 31% del voto K en las PASO y el 26% de Scioli en la primera vuelta, hay una merma que puede ser perjudicial a La Señora, en la selección de diputados y senadores. Por otra parte, ¿a dónde irían los 5 puntos que, de cualquier manera, no le permitirían a Scioli ganar la segunda vuelta?. Difícilmente pueda conseguir algo de los 54 puntos que los NO-K lograrían, en las PASO, es decir la conjunción de los votos de Massa, Macri y el FAU.

- Aceptada la hipótesis, la discusión política más importante deja de ser quién es el candidato de Cristina, sino cómo se las arreglan Massa y Macri para conseguir el voto del FAU que, dicho sea de paso, podría desertar en el apoyo a sus propios candidatos, entre las PASO y la primera vuelta, transformando a ésta en una “verdadera segunda vuelta”, con tal de impedir el triunfo K.

- Massa y Macri se han lanzado al interior, a fines de captar candidatos radicales (u otros) expectables, porque tienen visibles limitaciones para colocar gobernadores del palo en la mayoría de las provincias argentinas, donde hoy gobiernan peronistas, socialistas o radicales. Hay varios radicales expectables para ciertas gobernaciones que, como se vio en las últimas semanas, manejarían “acuerdos locales”, independientes de cuál sea el final de la penta-candidatura (SIC) del FAU. Si las elecciones fueran dentro de un mes, es muy probable que el 14% distribuido entre 4 candidatos del FAU en las PASO, se repartiría, vaya a saber cómo, entre los expectables No-K (Macri y Massa). En ese sentido, la citada encuesta, dice: entre los que hicieron el diagnóstico de que el kirchnerismo tuvo “mala gestión pero con logros”, el 33% elegiría a Massa y el 35% a Macri (empate tecnico). La interna de FAU pasa a ser decisiva en la elección del mejor candidato No – K, ya que FAU no pondría un candidato en la segunda vuelta y probablemente sufra cierta diáspora en la primera (los acuerdos locales de Massa o Macri están dando esa sensación, sobre todo en el electorado radical -el que mejor situación territorial presenta y mayores capacidades exhibe, a la hora de elegir gobernadores e intendentes, en comicios que en muchos casos no se realizarán en simultáneo con los nacionales-).

Síntesis

La economía seguirá con escasez de dólares y “reflación”, en los próximos tres meses, presentando una situación social que, si bien el discurso oficial niega, no impide la toma de precauciones.

Casi todos descuentan un arreglo cuando expire la cláusula RUFO, pero no todos son optimistas con respecto al flujo de dólares que se pudiera producir, entre enero y agosto. De cualquier manera, producido el acuerdo buitre, los bancos, compañías de seguros, YPF, ANSES y los aceiteros, tratarían de que nada estalle por los aires, hasta que se conozca el futuro Presidente, gesto que hace coincidir al poder económico “real” (con influencia de la oferta y demanda de divisas) con la expectativa (encuesta de Poliarquía) del 56% de la población, que piensa que el país estará mejor con el futuro Presidente, ya que descuenta que no será un K.

En nuestra modesta opinión, las PASO podrían servir como primera vuelta (al revés de 2011) para establecer un solo candidato K y un solo mejor referente no-K, que pudiese captar a ese 56% que piensa que a La Argentina le puede ir mejor con el nuevo Presidente y sabe de antemano que difícilmente, en una segunda vuelta, un candidato K pueda superar al actual 40% de aprobación que mantiene hoy la Presidenta.

Dicho de otra manera, si en las PASO se definen las dos fuerzas principales, K y no K, salta a la vista que la interna del FAU cobra relevancia para la decisión de las gobernaciones locales, pero no consigue terciar como proyecto político a nivel nacional.

En ese orden, los posicionamientos de Massa y Macri, son cruciales ya que muy probablemente uno de los dos sea el futuro Presidente. Seguramente lo será quien mejor sepa captar cuáles son las claves de ese 56% que piensa que al país le irá mejor. No sólo eso; también debe interpretar exactamente lo que espera el 29% que desea que las actuales políticas cambien.

Ahora que se habla del Pacto por México, no debería descartarse un Acuerdo por Argentina, en nombre de ese 56%, que pudiera tener lugar entre la segunda vuelta y el acceso del nuevo gobierno el 10 de diciembre. Sería bueno poner por escrito la interpretación del “massismo”, el “macrismo”, y el FAU, sobre qué significa que el país estará mejor y cuáles son las políticas que los argentinos no quieren más, en la próxima gestión. Tal vez a muchas las acompañe el cuarto de la población que no espera mejoras del próximo gobierno. Que así sea.

Por Lic. Jorge Ingaramo
Fuente: Años de Campo