Cuando las velas no dejaban de motorizar la nave hacia una orilla con peligro de encallado, cambió la dirección del viento. O mejor dicho, ingresó al mar de la nave una brisa favorable que de a poco ha puesto un poco de distancia con las rocas.
La mejora, aunque suave, se nota. Más precisamente en los últimos quince días, si bien con altibajos, los precios vienen recorriendo una pendiente en suba.
¿Podría ser este cambio una nueva tendencia a la suba?
No sería nada sorprende que así sea.
La cuestión hoy por hoy depende de la evolución del clima en América del Sur, muy especialmente en Brasil, gigante productor del sur.
La incipiente (no todavía firme) tendencia positiva se ha detonado por dos factores bien claros.
En primer lugar, como se ha dicho por el panorama climático en Brasil. La implantación y el posterior inmediato desarrollo de los cultivos han sufrido por un período de clima desfavorable.
Hay considerables retrasos en las siembras y, en algunas partes, deberá resembrarse. De hecho, en buena parte del sur y del oeste del país vecino, las siembras no han podido realizarse en el momento adecuado.
La sequía de este país, desde hace unos cuantos días, ha alarmado a los operadores. Y sus expectativas de cosecha récord empezaron a temblar.
Adriana Brasileiro (Fundación Thomson Reuters) desde San Pablo, acaba de escribir que la sequía ha demorado la siembra de esta campaña tanto que el objetivo de Brasil de alcanzar una mega producción está seriamente amenazado. En este artículo explica que la ciudad de San Pablo sufre la peor sequía de los últimos ochenta años.
Este problema se da el segundo productor del mundo; por ello se han activado los fondos, despertándose de su letargo.
En segundo término, apreciamos claramente la firmeza de la demanda de China. El USDA, recientemente, ha comentado que las exportaciones hacia este país han crecido.
Aún cuando se hable del aterrizaje de la economía china, la realidad es que el consumo de alimentos, allí, no deja lugar a perspectivas pesimistas. Porque así como puede reducirse la tasa de aumento de su PBI, el salario tiende a paso firme a incrementarse. Porque la hora de distribuir beneficios, luego de tantos años de sacrificio, habría llegado.
La clase medio de China sigue en crecimiento. Algo similar sucede en India. La población de clase media de ambos países representa la mitad de la población mundial.
En medio de estos hechos, el mercado opera acentuando la demanda por bajos precios y generando expectativas de menor oferta para el futuro (inmediato) por falta de estímulos en la producción sudamericana.
Ya no se trata sólo de un problema de sequía. Se trata de una fuerte reducción en el margen de rentabilidad que amenaza con dejar afuera del circuito a miles de productores de Paraguay, Bolivia, Uruguay e, incluso, de Argentina.
De acuerdo un reciente reporte de Oil World, la superficie de siembra en Argentina puede reducirse considerablemente por la contracción del margen económico. En las áreas de menor productividad estructural así como en las alejadas de los puertos, los agentes tenderían a reducir drásticamente las siembras.
De esta forma, no debería sorprender que, en este contexto de incertidumbre y de menores valores, la superficie en nuestro país no llegue a 19 millones de hectáreas.