Supongamos que hay solamente dos mercaderías en la economía, A y B. Imaginemos que hay un stock de moneda en circulación de $ 100. Y, finalmente, supongamos que el bien A tiene un precio de $ 60 y el B de $ 40. Pregunta, ¿es posible que, al mismo tiempo, A pase a costar $ 70 y B $ 50 sin que aumente la cantidad de dinero en por lo menos $ 20? La respuesta es un categórico no porque no habría dinero físico que convalidara el aumento de los dos bienes al mismo tiempo. Solo podrían subir los dos bienes al mismo tiempo si cayera la demanda de moneda, tema que explicaré más adelante.

Lo primero que debería aceptar el Gobierno es que es imposible que todos los precios suban al mismo tiempo sin que, paralelamente, no aumente la cantidad de moneda en circulación. Pero cabe destacar que no necesariamente un 10% de aumento en la cantidad de moneda implica un aumento del 10% en los precios, puede superar ese 10% con creces porque el poder adquisitivo de la moneda depende de otras variables.

Para explicar el tema y ver cómo el Gobierno ha entrado en una triple tormenta inflacionaria usaré el Cuadro 1 a modo de ejemplo.

Tomemos el caso 1 del cuadro. En ese ejemplo hay $ 10.000 en circulación. Pero no todo ese dinero es usado para hacer transacciones. Hay $ 2000 que la gente los atesora o demanda por las dudas. Todos los días la gente sale con algo dinero de más por las dudas. Por si se le presenta un imprevisto y tiene que recurrir ese dinero extra. Pero esos $ 2000 no entran en circulación y, como lo demuestra la cuarta columna, el dinero para transacciones es de $ 8000. Si suponemos que la cantidad de bienes en oferta es de 800 unidades, tenemos que el nivel de precio promedio de la economía es $ 10 (surge de dividir los $ 8000 para transacciones por las 800 unidades de bienes ofrecidas en el mercado).

El caso 2 muestra que el Banco Central emite $ 1000 adicionales. Si suponemos que la gente mantiene una demanda de $ 2000 por las dudas, quedan $ 9000 para transacciones que, contra una cantidad de bienes ofrecida de 800 unidades, da un precio promedio de $ 11,25.

En el caso 3, supongo que el BCRA emite $ 1000 pero la demanda de moneda cae de $ 2000 a $ 1000 porque la gente empieza a percibir que los aumentos de precios son constantes y, por lo tanto, prefiere comprar bienes antes de perder poder de compra. Es lo que comúnmente se conoce como huida del dinero. Cae la demanda de moneda o, lo que es lo mismo, hay huida del dinero para no perder poder de compra.

Si hay más pesos en circulación y de los $ 2000 que antes la gente retenía por las dudas (demanda de moneda) ahora tenemos $ 1000 más por emisión y además, en el ejemplo, entran a circular $ 1000 por huida del dinero. Si la oferta de bienes sigue siendo de 800 unidades, el precio promedio de los bienes en la economía es de $ 12,5. Es decir, el Banco Central emitió un 10% pero los precios subieron el 25% respecto al caso 1 por caída en la demanda de moneda.

Este es uno de los puntos cruciales que el Gobierno parece no entender. Ante la desconfianza de la gente respecto al peso, hoy día tenemos una caída en la demanda de moneda que acelera la suba de precios. Por eso, a pesar que se emite un poco menos, igual los precios suben cada vez. Por huida del dinero.

En el Gobierno se sorprenden de que habiendo levantado algo el pie del acelerador en la emisión monetaria, la inflación se esté acelerando

Pero veamos el ejemplo 4, que en mi opinión es lo que hoy ocurre en la economía argentina. El Banco Central emite un 10% más de moneda. Además cae la demanda de moneda (en el ejemplo de 2000 a 1000 tomando los casos 1 y 4). Pero, además, disminuye la oferta de bienes de 800 unidades a 700 unidades. El dinero para transacciones pasa de $ 8000 en el caso 1 a $ 10.000 en el caso 2, pero la cantidad de bienes ofrecida es de 700 unidades, con lo cual el precio promedio de la economía se ubica en $ 14,3. Un aumento del 43% respecto al caso 1 a pesar de haberse emitido solo un 10%.

Por eso en el Gobierno se sorprenden de que habiendo levantado algo el pie del acelerador en la emisión monetaria, la inflación se esté acelerando.

Es que la mayor cantidad de pesos emitidos se junta con menor demanda de moneda o huida del dinero y menos bienes ofrecidos (actualmente se produce menos y se importan menos bienes). Es una combinación letal. Más pesos en circulación que la gente no quiere y, encima, con menos bienes ofrecidos no puede terminar de otra manera que una aceleración inflacionaria. Aceleración que continuará en la medida que el Gobierno no tenga disciplina fiscal, que obliga al Central a emitir para financiar al tesoro y, además, cada vez con menos bienes ofrecidos en la economía por los gruesos errores de política económica (ejemplo cepo cambiario) que paralizaron el sistema productivo.

En síntesis, si el Gobierno no revierte esta situación, la inflación se acelerará hasta niveles insospechados.