La baja de los precios agrícolas no ha sido una buena noticia para casi nadie en la Argentina, salvo para los ganaderos que u tilizan granos para alimentar a sus animales.
La relación se ha tornado tan favorable para ellos que incluso se especula con un regreso al negocio de muchos productores que en los últimos años habían abandonado los bovinos para volcarse a la soja.
El uso de ese grano como “forraje” es marginal, de apenas 400.000 toneladas sobre una cosecha de 54 millones. Pero muy distinto es el caso del maíz, donde el Ministerio de Agricultura calculó que se consumen casi 12 millones de toneladas anuales para producir carne, leche y huevos, casi la mitad de la cosecha. La mayor demanda proviene del sector avícola, pero la ganadería bovina no se queda atrás, y absorbió unas 3,3 millones de toneladas de maíz en 2013.
La relación histórica entre los precios de 1 kilo de maíz y 1 kilo vivo de novillo era de 7 a 1.
Pero tras la fuerte baja de los precios del grano, de 25% en los últimos doce meses, el kilo de maíz vale ahora cerca de 1 peso, mientras que el novillo subió cerca de 80% y cotiza a 17 pesos. Según todos los expertos, la relación actual , de 17 a 1, resulta inmejorable para convertir granos en carne bovina.
Aunque muchos creen que los vacunos se alimentan a pasto, en el país un 24% de los animales que van a faena provienen de feed lots, o corrales de engorde, donde el maíz es el principal insumo de los alimentos balanceados. Y del 76% restante, casi la mitad de los bovinos reciben una suplementación final con granos.
Por eso esta situación es sumamente favorable y alienta, pese a incontables problemas de la coyuntura (para empezar, las inundaciones), una recomposición del stock bovino, que perdió 10 millones de cabezas desde 2009.