La falta de ajuste por inflación, a efectos de la liquidación y el pago del impuesto a los ingresos, tanto de las deducciones y las escalas en el caso de las personas físicas como de las amortizaciones en el caso de las empresas, no sólo tiene consecuencias económicas, sino también impacto político. La CGT oficialista queda descolocada, al tiempo que los candidatos de la oposición hablan con generosidad entendible, pero poco creíble.
Al respecto entrevisté al galés Edward Hugh John Neale Dalton (1887-1962), profesor en la Escuela de Economía de Londres, parlamentario y ministro. Lo entrevisté porque, al decir de Alan Turner Peacock, "su principal interés profesional fue el uso de la política impositiva como instrumento para la redistribución del ingreso y la riqueza, interés inspirado en las enseñanzas de Arthur Cecil Pigou y su revulsión frente al contraste entre el sufrimiento impuesto a las generaciones jóvenes, luego de la Primera Guerra Mundial, y las ganancias de quienes financiaron o se beneficiaron de la guerra misma".
-¿Por qué el impuesto a los ingresos es uno de los preferidos por los economistas?
Porque tiene una base imponible generalizada, como la del IVA, y porque cuando se cobra aplicando alícuotas variables, puede ser progresivo. Lo único que no grava es el ocio. Algunos prefieren un impuesto generalizado al consumo, para no desalentar el ahorro.
-¿Quién debe pagar impuesto a los ingresos?
-Imaginemos un gráfico en cuyo eje horizontal se mide el ingreso de las personas antes de pagar el impuesto a los ingresos, y en el vertical el ingreso que les queda luego de pagar el referido impuesto. Cuando el impuesto no existe, la curva que relaciona el ingreso bruto y el neto es una recta de 45 grados. Mientras que cuando existe, a partir de determinado ingreso se paga el impuesto, de manera que la referida curva se ubica por debajo de la de 45 grados. Milton Friedman propuso el impuesto negativo a los ingresos, lo cual implica que hasta determinado ingreso la curva se ubica por encima de la de 45 grados.
-¿Para cada nivel de ingreso, deben todos pagar la misma alícuota?
-Buen punto. En la Argentina, como en muchos países, se considera que para cada nivel de ingreso los generados por el trabajo personal deben pagar menos impuestos que los generados por los beneficios o las rentas. El mecanismo consiste en que, al calcular lo que cada uno tiene que pagar, quienes derivan ingresos del trabajo personal agregan una deducción adicional con respecto al resto de los contribuyentes.
-En la Argentina 2014, el Poder Ejecutivo se resiste a modificar el mínimo no imponible y las alícuotas en función de la tasa de inflación bien medida, como consecuencia de lo cual un creciente número de asalariados integra el "club" de los contribuyentes del impuesto a los ingresos. Algunos candidatos presidenciales prometen eliminar todo pago del impuesto por parte de los asalariados.
-Vamos por partes. ¿Por qué los asalariados que ganan más tienen que estar exentos, aunque sus ingresos superen con creces los que obtienen algunos no asalariados? No parece razonable que el gerente de una empresa no pague impuesto a los ingresos, y el verdulero de la esquina, sí.
-¿Qué me dice de la falta de adecuación de las escalas y las alícuotas en función de la verdadera tasa de inflación?
-Que es una barbaridad. Una vez adoptado un criterio diferenciador entre las distintas fuentes de ingresos, no debería ser modificado por falta de ajuste por inflación. Tanto el mínimo no imponible como la escala sobre la que se aplican las alícuotas deberían ser modificados de manera automática o por lo menos frecuente.
-Si es tan evidente, ¿por qué no se hace?
-Por una mezcla de consideraciones económicas y políticas. Las primeras tienen que ver con la desesperación fiscal, dado que la recaudación crece 33% anual; la inflación, 40%, y el gasto público bien por encima de la inflación. Las últimas, porque en el caso de las personas, el reclamo lo hace la CGT opositora y en el caso de las empresas? nadie.
-Don Edward, muchas gracias.