Se habla mucho de la extraordinaria cosecha de soja en EE.UU. que alcanzará un nivel récord por lo que el volumen mundial también lo será en la nueva campaña.

Pero no se dice tanto de la cosecha mundial de trigo, maíz que en conjunto mostrarán un volumen inédito.

El ejemplo del trigo es patético. La producción del hemisferio norte ha logrado un nuevo récord en la campaña 2014/15. Según el Consejo Internacional de Cereales (CIC), la cosecha mundial llegará a 717 millones de toneladas, en buena parte por la cosecha de Ucrania y la Unión Europea así como también de Rusia.

Así como los precios de las oleaginosas están de capa caída, la realidad es que los cereales están pasando un período que hace muy difícil la inversión en estos cultivos.

En nuestro país, más de la mitad de la campaña de maíz tiene su suerte echada. Hace más de 10 años que no se veía un precio tan bajo y en el corto plazo no hay grandes esperanzas de alzas de precios.

Es cierto: la situación de los cultivos es muy buena en la zona maicera por excelencia. La siembra de maíz de primera ha superado el 60% del área proyectada en el cinturón maicero con adecuadas condiciones de humedad y gran disponibilidad de reserva de agua en el suelo.

Pero ello no es suficiente para compensar la caída de valores…

Al paso que vamos, parte de lo planeado para maíz pasará a soja. Con este cuadro, este cereal se encamina a desaparecer de la lista de los principales rubros de exportación argentinos.

En tanto que en 2013 las exportaciones de maíz rondaron en torno a u$s 5.500 millones y, en 2014, apenas podrían acercarse a u$s 3.500 millones, probablemente para 2015, tan sólo alcancen la cifra de u$s 1.900 millones.

El aporte del trigo a la economía argentina sigue su camino en caída libre.

Los precios continúan en baja. No ayuda para nada el holgado remanente del año pasado sin posibilidad de colocación entre los exportadores.

La siembra del trigo se ha completado y las condiciones en el sur son más que inciertas. En líneas generales, hay preocupación la proliferación de enfermedades derivadas del exceso de humedad en gran parte de la provincia de Buenos Aires.

El precio de la soja, también, permanece en su derrotero angustiante. Las fábricas hoy por hoy contribuyen a amortiguar las bajas con sus compras, frente a la resistencia de los productores a convalidar los actuales valores.

Sin embargo, no todo es desesperanza. El panorama comercial para la soja parece lucir mejor que para el resto de los granos. Sobre todo para el trigo que amenaza con un final de negativas consecuencias para el país.

Como es sabido, la cosecha de soja en EEUU llegaría a alrededor de 108 millones, quizás algo más…110 millones. Veremos…

Casi la mitad de su cosecha se destina al consumo local y el resto va a exportación, fundamentalmente como poroto de soja. Esto es lo usual.

Es común que para fin de cada año, este país haya colocado en el exterior entre el 75% y el 90% de sus exportaciones proyectadas para toda la campaña.

El año pasado fue contundentemente así: al comenzar el actual año, EE.UU. había exportado el 90% de su volumen de exportación anual.

De esta forma, al momento de comenzar la trilla en la Argentina, el país del norte no disponía de cantidad adecuada para cumplir con la demanda mundial. Por ello, los precios quedaron sometidos a una destacada presión alcista, justo cuando nuestro país empezaba a cosechar.

Hagamos memoria. Entre abril y mayo, el FOB Chicago se aproximaba a u$s 550. Con precios locales muy superiores a los actuales.

El cuadro futuro parece recorrer un sendero de condiciones similares. De hecho, hace apenas 30 días que comenzó la cosecha en EE.UU. Y cerca del 65% de lo que estima exportar, ya se encuentra comprometido.

A buen entendedor, pocas palabras...