Los precios de la soja se hallan sometidos por la tremenda presión de una expectativa enormemente favorable por la producción de EE.UU. Este país ha empezado a levantar una cosecha que superaría todos sus récords históricos.

La realidad hoy se ha complicado en demasía y son las previsiones más que los hechos reales los que están determinando los precios. Las perspectivas a mediano plazo no alientan una recuperación visible de precios. Además de las excelentes previsiones para Norteamérica, se piensa que tanto Brasil como Argentina sembrarían soja al menos en un área similar a la de la campaña anterior.

Los precios, hoy por hoy, están fundamentalmente regidos por Chicago que es la capital de uno de los estados más fuertemente agrícolas de este país. A escasos kilómetros del recinto donde se forman los valores, grandes superficies de soja (y de maíz) rodean la ciudad.

En la medida que este efecto real pero también psicológico vaya siendo digerido por los mercados del mundo, es probable que los precios de la soja, bajo el empuje de una demanda que no cede fácilmente, tiendan a la suba.

En definitiva, los principales analistas prevén un crecimiento de la economía global del orden del 3% anual para los próximos años.

Obviamente, no hablamos sobre algo que podría suceder en los próximos días. En todo caso, se notaría a partir de fin de año.

El USDA, en su informe anual sobre perspectivas afirma que el crecimiento sería relativamente débil en el caso de los países desarrollados.

Pero los países en desarrollo, la situación será mucho mejor, a consecuencia del relativamente elevado aumento de la economía de China, India y algunos países del resto de Asia y América Latina. Se trata de un grupo de países con elevadas necesidades de alimentos insatisfechas.

Es cierto que se habla mucho de un determinado amesetamiento en la tasa de crecimiento de la economía china. Sin embargo, no sería demasiado visible y a mediano plazo habría de elevarse porque el desarrollo de este país ha entrado en una etapa arrolladora. Más baja que en la década anterior, pero igualmente elevada.

Por ello, el organismo estima que, aunque en el corto plazo –como lo estamos viendo- la oferta presione a la baja de los valores, en el mediano plazo la demanda llevaría a mejoras en los valores, pues los países en desarrollo requerirán de mayores importaciones de soja (y demás commodities agrícolas) dado que las dietas de sus poblaciones irán en paulatino aumento en calidad y cantidad. No podemos dejar de coincidir con esta apreciación.

Además vale destacar el comportamiento del dólar en relación a las principales divisas. Después de haber mantenido período de 10 años de visible depreciación, a partir de los años 2011/12 comenzó a depreciarse. Obviamente, ello ha afectado los precios. Y mucho más en estos dos últimos meses, cuando la expectativa de una gran cosecha en el norte se fue afirmando.

La realidad, pese a todo, es que el USDA calcula que desde este año tal suba sólo sería muy suave y que, por lo tanto, en los próximos diez años, el dolar debería mantenerse relativamente débil en comparación con el nivel promedio de las últimas dos décadas.

El gráfico del USDA es claro:


Por otra parte, vale poner en duda las estimaciones de los principales organismos sobre la oferta de Sudamérica.

Paraguay se encuentra a las puertas de la implementación de un impuesto a la exportación de soja del 5%. Después de lo que los precios han bajado, ello cae como un balde de agua fría; y desalienta la siembra. No olvidemos que los costos de producción son mucho más elevados que en nuestro país.

Respecto a Brasil, es probable que con los valores internacionales actuales, regiones de menor calidad en los suelos y más alejadas de los puertos queden sin sembrar.

A su vez la Argentina sufre problemas similares. De hecho muchos analistas prevén una baja de 2 millones de toneladas en el área de siembra. La caída no sólo resultaría de ello, sino de una disminución en las inversiones de la campaña frente al panorama desfavorable y la escasez de crédito comercial y financiero.

En fin… así como los árboles no crecen hasta el cielo, las raíces no llegan al centro del mundo.