El Congreso argentino aprobó este jueves 11 de septiembre, la ley para reestructurar la deuda del país con el fin de sortear una orden de una corte estadounidense que lo forzó a caer en su segundo default en poco más de una década.
Según informó la agencia de noticias, Reuters, tras casi 16 horas de debate, la Cámara de Diputados aprobó la iniciativa enviada por el Gobierno por 134 votos a favor y 99 en contra. El Senado había aprobado el proyecto la semana pasada.
La ley permitirá a Argentina pagar su deuda bajo leyes extranjeras, que ronda los 29.000 millones de dólares, en Buenos Aires o en ciudades fuera del alcance de la justicia estadounidense.
También abre la puerta para que los acreedores externos canjeen sus títulos emitidos bajo leyes extranjeras por otros bajo jurisdicción del país sudamericano o Francia.
"La votación implica mayoría absoluta y ratifica una clara posición: los que votan a favor están en defensa de la soberanía del país y los que votan en contra están de acuerdo con lo que proponen los fondos buitres", dijo el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich a periodistas.
Argentina cayó a fines de julio en default luego que sus acreedores no recibieron el pago por el cupón de un título Discount
El país logró renegociar con fuertes quitas la mayor parte de su deuda en default, pero una minoría de acreedores liderados por fondos que Argentina considera "buitres" reclama el pago total de los bonos.
"Griesa es un hombre malo, un hombre senil, que dicta sentencias incorrectas, como mínimo", dijo durante el debate la líder de la bancada de diputados oficialistas, Juliana di Tullio, en referencia al magistrado de 83 años.
La nueva cesación de pagos llega en un momento delicado para la tercera economía latinoamericana, que este año puede contraerse por primera vez en más de una década asfixiada por una de las tasas de inflación más altas del mundo, bajos niveles de inversión y la desconfianza de los consumidores.
Posibles obstáculos
La nueva ley, que Griesa dijo viola sus órdenes, podría resultar ineficaz debido a problemas legales para implementarla y el escepticismo de los inversos.
"La propuesta enfrenta varias dificultades", dijo Alejo Costa, estratega en jefe del banco local Puente. "No esperamos una tasa de participación significativa, aunque el Gobierno enviará finalmente la señal que busca. Según su visión, ellos están haciendo lo que pueden para hacer el pago".
Si los bonistas se niegan a participar del canje, el Gobierno aún tiene la esperanza de que logrará reemplazar al Bank of New York Mellon como agente de pagos por Nación Fideicomisos, una unidad del estatal Banco Nación.
Sin embargo, Nación Fideicomisos no cumple con los requisitos estipulados en los contratos de los bonos para encargarse de administrar su pago, como el de tener una licencia de operación en Nueva York.
La oposición a la presidenta Cristina Fernández utilizó ese argumento para votar en contra del proyecto en la Cámara baja.
"En nuestro criterio no se cumple con la cláusula (...) que establece los requisitos del domicilio y del capital del fondo" fiduciario, dijo en un discurso el diputado Mario Negri, jefe de la bancada de legisladores de la Unión Cívica Radical.
Bajo los términos del contrato de los bonos, el agente de pagos debe poseer un capital de al menos 50 millones de dólares y tener una oficina corporativa en Manhattan que opere bajo la ley estadounidense. Nación Fideicomisos no cumple con esos requisitos.
Inconsistencias
Pese a las inconsistencias y las dudas, la estrategia del Gobierno es contar con una herramienta que le permita depositar unos 200 millones de dólares por el cupón del bono Par que vence el 30 de septiembre.
Si luego esos fondos no llegan a los acreedores, como sucedió con el Discount, el Gobierno volverá a argumentar que cumplió con sus obligaciones y que los fondos depositados en el agente de pago ya no le pertenecen sino a los bonistas.
Ahora las miradas están sobre cómo reaccionarán las entidades de clearing, que junto con el agente fiduciario son partes clave del proceso de pago de los títulos.
Las posibilidades de que alguna de ella solicite a Nación Fideicomisos la transferencia de los fondos que le corresponden a sus clientes son bajas, porque todas tiene sede u oficinas en Estados Unidos y Griesa les advirtió que las consideraría en desacato si colaboran con Argentina.
El Gobierno dijo que está abierto a recibir propuestas de bonistas sobre otros potenciales agentes de pago o casas de clearing si están fuera de la jurisdicción de Griesa.
El magistrado bloqueó en junio los pagos de los bonos globales argentinos bajo ley estadounidense que el país emitió para reestructurar su deuda tras su default del 2002 hasta que compense con 1.330 millones de dólares más intereses a los fondos de cobertura liderados por NML y Aurelius.
La orden del juez, que Argentina dice es imposible cumplir porque la dejaría expuesta a demandas de acreedores con deuda reestructurada, también afectó el proceso de pago de los bonos emitidos en euros y yenes.
Capitanich afirmó que "siempre la República Argentina está dispuesta al diálogo para establecer las condiciones de negociación que permitan un proceso de reestructuración para el cien por ciento de los bonistas".
La presidenta Fernández ha acusado a Griesa de excederse en sus atribuciones y de violar la soberanía del país. La mandataria había anunciado el mes pasado el proyecto de ley para reestructurar la deuda como una manera de sortear el fallo.
Pero el ministro de Economía, Axel Kicillof, reconoció el martes que los acreedores tienen poco apetito por el nuevo canje de deuda.
"Sobre el canje (...) las partes que tienen alguna relación con la jurisdicción estadounidense podrían no estar dispuestas a cooperar con Argentina debido a las órdenes del juez Griesa que dijo que el canje era ilegal", dijo Ignacio Labaqui, un analista local de la consultora Medley Global.
(Reporte de Sarah Marsh y Alejandro Lifschitz, con la colaboración de Walter Bianchi; Editado por Carlos Aliaga y Pablo Garibian)