Pero su uso requiere del asesoramiento adecuado y de una transición en la introducción paulatina en la dieta. En el Simposio VG se abordó cómo usar y qué precauciones tomar con este nuevo producto para la alimentación animal
El Ing. Agr. Nicolás Di Lorenzo, Profesor del Área de Nutrición de Rumiantes de la Universidad de Florida, Estados Unidos, se refirió a las oportunidades de valor agregado con el uso de burlanda de maíz en dietas de carne y leche.
Este producto, derivado de la molienda seca de maíz brinda las proteínas y energía que da el grano de este cereal, pero con mayor conversión de carne y leche por parte de los animales y tiene un 35% de materia seca. Su composición es variable, lo que genera un desafío en cuanto a la formulación de las dietas adecuadas para cada necesidad. Tiene de 26 a 27% de proteína y del 9 a 12% de grasa. Entre los limitantes de su uso figuran el azufre y el fósforo, el primero de ellos por algunos inconvenientes de toxicidad que puede ocasionar.
Otro de sus desafíos es el almacenamiento. Tiene un pH muy bajo con lo cual no genera fermentación. Por lo tanto, la única alternativa para evitar hongos es eliminar todo el oxígeno posible. Una opción es agregarle fibra que quita humedad y elimina oxígeno, aunque esta operación puede causar inconvenientes logísticos de rotura de bolsas y manejo adecuado del mixer para mezclar burlanda y forraje. A propósito de la distribución, Di Lorenzo destacó el mal estado de la red vial rural argentina, en cuyo contexto admitió que “debemos ser creativos para ajustar la logística de distribución del producto en el país”.
En cuanto a la producción de carne y leche en animales alimentados con burlanda, Di Lorenzo citó que la burlanda aumenta la conversión alimenticia del ganado de feedlot y que en Estados Unidos, vacas lecheras producen 34 litros diarios. Respecto de la calidad de la leche producida con vacas que consumen burlanda, Di Lorenzo citó que se estudia en Estados Unidos si su uso en determinadas proporciones no limita el porcentaje de grasa butirosa en la leche así producida.
Sobre la utilización de este nuevo producto forrajero en el ganado bovino argentino, Di Lorenzo dijo que los productores deben planificar su inclusión progresiva en los rodeos y asesorarse técnicamente, un recurso que -a su juicio- está subutilizado en la Argentina.
Finalmente, resaltó que es un excelente co-producto para uso en dietas de carne y leche, así como en cerdos y aves, pero que hay que saberlo manejar, ya que su uso, si bien reduce costos, su inclusión en las dietas puede ser complejo.