Poco a poco, la inflación transforma al elemental hecho de comer en un lujo. No hay argentino al que un paseo por el supermercado no le haga temblar la billetera. Comprar zapallitos, lentejas, aceite de girasol, pan rallado, arroz o nalga -algunos de los productos cuyos precios más se remarcaron-les costó a los porteños en julio entre 35,1 y 112,8% más que en diciembre.
De acuerdo con los datos de la Dirección de Estadísticas porteña, la suba acumulada promedio para los alimentos alcanzó ese mes el 21,3%. Algunos datos privados sitúan este porcentaje -incluido ya a agosto- unos puntos más arriba. Proyectado a los últimos doce meses, comprar la comida se encareció un 41,2% en promedio.
"Desde febrero los precios de los alimentos y las bebidas mostraron una clara tendencia hacia la desaceleración", escribió el secretario de Comercio, Augusto Costa, en un comunicado enviado a los medios el domingo pasado. Sin embargo, según los datos desagregados a los que accedió LA NACION, de 79 productos alimenticios relevados por la Dirección porteña, el 70% reflejó aumentos de más de 20% sólo en los primeros siete meses de 2014. Cuatro productos subieron un dígito y sólo tres bajaron sus precios.
Los tres alimentos que encabezaron las subas entre enero y julio fueron el kilo de zapallitos (112,8%), la bolsa de 500 gramos de lentejas (94,5%) y la lata de 485 gramos de duraznos en conserva (82,9%). Sin embargo, otros productos para la mesa sufrieron también fuertes incrementos: aceite de girasol (60,4%), pan rallado (46,1%), arroz blanco simple (40%) y nalga (35,1%). Sólo el zapallo (16,4%), el limón (23%) y la mandarina (24,9) reflejaron bajas.
A diferencia de lo que ocurre con el organismo porteño, desde 2008 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) no transparenta los precios promedio por producto que utiliza para calcular la inflación, por lo que es imposible validar sus relevamientos para economistas y académicos.
En otro nivel de apertura, el rubro de pescados y mariscos tuvo la mayor alza (35,3%). Le siguen café, té, yerba y cacao (34,8%), verduras tubérculos y legumbres (32,5%), carnes y derivados (22,5%), bebidas no alcohólicas (22,5%), azúcar, dulces, chocolates y golosinas (21,4%), leche, productos lácteos, y huevos (19,3%), pan y cereales (18,5%), aguas minerales, bebidas gaseosas y jugos (18,4%), aceites y grasas (16,4%) y frutas (11,1%).
En julio, el costo de la canasta alimentaria (que marca la línea de indigencia) en la ciudad de Buenos Aires fue de $ 4035,07 si se toma a una familia tipo que alquila. La canasta total, que agrega otros servicios y el alquiler, llegó a $ 11.148,64. Esto significa que sólo para comer se precisan unos $ 134 por día, y para mantener cierta calidad de vida que supere la pobreza, $ 371,62.
"La inflación acumulada hasta agosto nos da ya 24,6%", estimó el economista de la consultora Elypsis Luciano Cohan. "Pero si miramos sólo los alimentos, ese porcentaje es de 29,4% en siete meses. Si se anualiza, los alimentos se encarecieron 46,5%", calculó el especialista.
"Los mecanismos que actualmente impulsan la inflación siguen vigentes", explicó el economista Daniel Heyman. "No veo que para fin de año vayan a ser desactivados, sino que es más probable que se estabilice o que suba", pronosticó el profesor de la Universidad de San Andrés.