En la Argentina, se pierden cerca de 63 millones de dólares por año a causa de la tuberculosis bovina (TBB), una enfermedad que afecta del tres al cinco por ciento de los rodeos. Esa cifra se calcula en base a la pérdida de peso en los bovinos (36%), las pérdidas en producción de leche (13% del total) y el decomiso en mataderos (10%). En ese contexto, investigadores del INTA junto con el Ministerio de la Producción de Santa Fe, desarrollaron una nueva técnica para detectar y controlar la enfermedad.
Esta metodología determina la presencia de bacilos de TBB en leche y sirve como control, dado que no reemplaza la realización periódica de la prueba tuberculínica –procedimiento básico de diagnóstico para reconocer a los animales infectados, solicitado de manera obligatoria por el SENASA en su plan de erradicación de la enfermedad–.
“La puesta a punto del método fue una larga tarea”, señaló Martín Zumárraga, uno de los investigadores del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar que formó parte del proyecto. Es que la leche, por su composición, constituye una muestra compleja que requiere de un tratamiento especial para poder ser analizada por métodos moleculares.
“Para detectar Mycobacterium bovis con un método rápido, sensible y específico, se evaluaron distintos protocolos entre los que se encontraba la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés)”, expresó Zumárraga.
La técnica de PCR sirve para amplificar un fragmento de ADN a partir de una muestra mínima, por lo que suele ser muy utilizada en la identificación de virus y bacterias. La que se utiliza en Santa Fe tiene una sensibilidad y especificidad muy alta, diseñada para detectar sólo el patógeno buscado y no otro.
El hecho de poder detectarlo en muestras de tanques de leche sirve como una buena fuente de información para saber si ese rodeo está infectado, por lo cual la PCR se convierte en una técnica adecuada para llevar un control del estado sanitario del establecimiento.
Un documento de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en inglés), explica que la TBB es una enfermedad crónica de los animales que ocasiona un deterioro de su estado general de salud y que puede afectar prácticamente a todos los mamíferos, incluido al ser humano.
Una fotocopiadora biológica
Adriana Soutullo, jefa de la división Inmunología del laboratorio de Diagnóstico e Investigaciones Agropecuarias del Ministerio, indicó que la aplicación de esta técnica era “un desafío” ya que “sabíamos que M. bovis estaba en muy pocas cantidades en la leche”. No obstante, también “sabíamos que la PCR es una fotocopiadora biológica, por lo tanto, en bajas cantidades uno puede detectar igual al microorganismo”, agregó.
De acuerdo con Ana María Canal, ex directora de Sanidad Animal del Ministerio santafesino, “dentro del plan regional que se aplica en la provincia, incluimos la posibilidad de poder realizar esta técnica en leche no como diagnóstico, sino como prueba de vigilancia complementaria que apoya al productor para el seguimiento del plan sanitario dentro de su establecimiento. O sea, se utiliza para ayudar al sistema a detectar y bajar la prevalencia de la TBB más rápidamente”.
En este sentido, Canal aclaró que “la idea del Ministerio no es realizarla sobre los establecimientos positivos (porque esas vacas ya fueron detectadas con la prueba de tuberculina), sino sobre los negativos para tratar de identificar si en ese establecimiento existe algún animal anérgico que no pudo responder a la prueba pero que permaneció en el rodeo y elimina bacilos por leche”.
De acuerdo con Ángel Cataldi, especialista del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar, “es una satisfacción” llevar adelante un desarrollo que sea utilizado. “Es el propósito que uno tiene: que no quede en un paper, sino que sea social, económica y políticamente aprovechable”, destacó.