Los altos costos de alquiler de los campos en la Argentina amenazan con minar el negocio agrícola en la próxima campaña, lo que pone entre la espada y la pared a los chacareros que producen en predios ajenos, en un país en el que el 70% de las tierras productivas son arrendadas. La situación obligó a algunos dueños de campos a reducir los precios iniciales de alquiler para la temporada 2014/15, aunque en zonas marginales la ecuación sigue siendo demasiado riesgosa.
Luego de una cosecha récord de soja y maíz en el ciclo 2013/14, muchos agricultores argentinos dicen que, para que cierren las cuentas, podrían verse forzados a recortar su área de siembra o reducir su inversión, lo que impactaría en la productividad de la nueva campaña, que está a punto de comenzar.
Hay que empezar a hacerles tomar conciencia a los dueños de los campos que hay que bajar los arrendamientos o vamos a tener que empezar a devolver la tierra, porque los números no cierran más, dijo a la agencia Reuters Daniel Christiansen, que alquila 2.200 hectáreas para producir soja, trigo y maíz en la provincia agrícola de Santa Fe.
En medio de una alta inflación y tras una devaluación a principios de año que hizo despegar los costos de insumos importados, los agricultores que cultivan en campos ajenos deben pagar casi la mitad de su cosecha por usar esas tierras.
La Compañía Argentina de Tierras calcula que el alquiler de un campo de soja para el ciclo 2014/15 en la zona agrícola central del país cuesta entre u$s 470 y u$s 530 por hectárea, dependiendo de la calidad del terreno, desde un nivel de entre u$s 420 y u$s 520 la temporada pasada.
Es decir que un agricultor que siembre soja en campos ajenos este año deberá pagar en concepto de alquiler entre 1,6 y 1,8 toneladas del grano por cada hectárea producida, más de la mitad del rendimiento promedio de la soja 2013/14 en la mayor región agrícola del país, que fue de entre tres y 3,3 toneladas por hectárea, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Hay lugares donde hoy se está dejando sin sembrar. O, si se siembra, se realiza con muy poca tecnología, con menos inversión, dijo a Reuters Omar Barchetta, director de la Federación Agraria Argentina.
En las zonas agrícolas de menores rendimientos, los costos son obviamente más bajos en términos absolutos, pero la inversión sigue siendo muy incierta para los chacareros.
Yo estoy viendo campos que eran agrícolas y que pasaron a ser para ganadería porque ya nadie los quiere sembrar, porque ya no son competitivos, señaló también a la agencia de noticias internacional Bernard Courreges, un chacarero que alquila 1.500 hectáreas productivas en General Villegas, en la provincia de Buenos Aires.