Según los directivos de la Fundación Libertad y Progreso; Agustín Etchebarne, Aldo Abram y Manuel Solanet; al ofrecer el cambio de bonos y el cambio de domicilio de pago a los bonistas, el Gobierno pateó el tablero en la negociación, y esto tendrá un costo económico muy alto para el país. Con este anuncio, el Gobierno argentino no acata el fallo del juez Thomas Griesa y hace específicamente lo que el juez pidió que no hiciera, es decir, intentar evadir el fallo.

De este modo, todas las series de bonos emitidos por el país bajo la ley de EE.UU. se mantendrán en default por tiempo indefinido, posiblemente hasta el próximo gobierno, con el riesgo cierto de que se dispare la "aceleración de deudas" y las cláusulas de "cross default", que pueden obligar a hacer una amplia reestructuración de la deuda a pedido de un grupo de bonistas. 

Así, los tenedores de bonos argentinos se encuentran con la siguiente disyuntiva: o aceptan cambiar la legislación de EE.UU. por la legislación local y entonces pueden cobrar en Argentina, arriesgándose a que les paguen en Cedines, Patacones o cualquier cosa según marque la ley de turno. O bien, no cobran nada, declaran el default y renegocian con el próximo gobierno.
Con la decisión anunciada anoche, el Gobierno demostró que no está dispuesto a cumplir con la ley de EE.UU. y que ya no pagará los vencimientos de los bonos, porque no arreglará con los holdouts (a quienes llama buitres) y el Juez Griesa dispuso que si no lo hace no podrá pagar al resto de los bonistas.

Creemos que la gran mayoría de los tenedores de bonos no va a aceptar el cambio de jurisdicción que propone el Gobierno, y el precio de los bonos debiera caer debido a esto.

Además, es probable que el juez Griesa declare el desacato a la Argentina y/o a sus funcionarios por incumplimiento del fallo, con posibles penas pecuniarias y embargo de los fondos depositados en el Bank of New York. 

La única explicación del accionar del gobierno es la clave política. Pero el costo económico de esto será muy alto. La recesión se agravará, pero al Gobierno le está funcionando, por ahora, culpar al enemigo perfecto: los buitres, EE.UU. y el juez Griesa. En el imaginario popular estos enemigos son creíbles, y aparentemente esta estrategia ha impulsado una suba de algunos puntos la imagen presidencial. Pero la caída del empleo, del salario real, el aumento de la inflación, la caída de la actividad de la industria, el comercio, y los servicios, hará que poco a poco el malhumor general se acreciente, creando un clima de inestabilidad política, social y económica hasta el final del mandato de la Presidenta.

 

La conclusión de todo esto es que, con el gobierno actual, "piensa que harán lo peor y acertarás".


El equipo de trabajo de la Fundación Libertad y Progreso