Un combo explosivo hizo que la mayor láctea nacional, fundada por el padre de
Pascual Mastellone, perdiera $ 200 millones en el primer semestre del año.
La octogenaria compañía que ostenta el 65% de la comercialización nacional de
leches fluidas presentó a la Bolsa porteña un balance que contrasta con las
ganancias de más de $ 78 millones del primer semestre de 2013, y el resultado se
explica por situaciones internas y externas a la empresa.
Según explicó Mastellone en su informe al mercado, los resultados del segundo trimestre fueron afectados por una caída en la producción primaria que incluso excedió nuestras estimaciones previas. Si bien la situación no afecto los volúmenes de venta los ingresos crecieron y alcanzaron los $ 5.844 millones los precios reconocidos por la industria (a los tamberos) por sus compras de materia prima láctea han registrado un aumento mayor al esperado.
Según cifras del Ministerio de Agricultura de la Nación, el precio promedio por litro de leche al productor rondó los $ 3 (último dato oficial) lo que representa un alza interanual de 42 por ciento.
Mientras los ingresos de la firma crecieron 38% en el primer semestre contra igual período del año pasado, los gastos de comercialización se ampliaron 31%, los administrativos crecieron 27% y los costos financieros se incrementaron 48%. Con deuda en dólares, el ítem diferencias de cambio más que triplicó su valor.
Uno de los cambios fundamentales con el primer semestre del año pasado fue el impacto positivo sobre el balance que tuvo en aquel momento la venta de dos negocios clave a Danone: una planta clasificadora de leche, por unos $ 25 millones, y la división de leches especiales, como el segmento para niños con la marca Crecer, y jugos en polvo, por un total de casi $ 40 millones.
Pese a su balance en rojo, Mastellone tiene motivos para festejar. Es que, con tiempo de descuento y dentro del plazo de gracia antes del ingreso de la Argentina a su particular situación de default, la compañía logró, el 3 de julio, cerrar una oferta de canje o recompra de deuda por u$s 200 millones que incluyó la emisión de un nuevo bono con vencimiento en 2021. Así, logró refinanciar una deuda que implicaba comenzar a desembolsar dinero en 2015, aunque le grueso de los vencimientos estaba pautado para 2018.
Consideramos que este hecho implica alcanzar el objetivo de extender los plazos de pago de la deuda estructural, reducir el riesgo de refinanciación y obtener y liberar recursos para encarar más eficientemente el plan de negocios de la Sociedad, explicó la empresa.
Adicionalmente. consideró que la producción primaria debería tener una recuperación en la segunda mitad del año, lo que posibilitaría crecer en el nivel de actividad.