Nunca nadie se había atrevido a tanto. Los dirigentes más cercanos al recientemente fallecido Julio Humberto Grondona están muy preocupados. Servini no sólo fue en busca de los balances. También se llevó papeles para determinar si la contabilidad diaria de la organización se corresponde con eldinero ingresado y distribuido a los clubes de fútbol. Y parece que encontró los contratos de la productora La Corte. La jueza quiere cruzar información entre la AFA y los clubes. Busca, entre otras cosas, determinar si Grondona y su entorno mandaban a ciertos dirigentes a las mismas cuevas financieras para cambiar cheques con los que la AFA pagaba por los derechos de televisación.

Al arreglar con el Gobierno y romper el contrato con Torneos y Competencias, Grondona fue elevado por muchos de sus pares a la categoría de estadista. "Don Julio logró lo que Néstor (Kirchner) no pudo: humillar a Héctor Magnetto y quitarle de un día para el otro un gran negocio al Grupo Clarín", me dijo hace unos años un ex presidente de uno de los dos clubes de fútbol más grandes de la Argentina. Ahora, la gran jugada de El Padrino puede transformarse en el propio disparador para descubrir algunos de los oscuros negocios del fútbol. Porque la investigación judicial sobre la ruta del dinero G (por Grondona) fue posible debido a que se trata de fondos públicos. Es decir: dinero del Estado que debe ser distribuido, auditado y rendido de acuerdo con las normas vigentes que figuran en organismos de control como la Auditoría General de la Nación.

Uno de los imputados en la causa, el senador nacional Aníbal Fernández, afirma que la denuncia penal presentada por la legisladora Graciela Ocaña es "una estupidez". Que la distribución del dinero de Fútbol para Todos no puede ser judiciable porque se trata de un contrato de servicio entre el Estado y la AFA. "Algo parecido a una pauta de publicidad", me dijo Fernández en su momento. Pero el fiscal Eduardo Taiano y la jueza consideran que ésa es una interpretación restrictiva. Y Ocaña lo compara con la causa que investiga a la organización Sueños Compartidos. Es decir: fondos públicos que se entregan sin auditoría ni control en forma discrecional a organizaciones no gubernamentales. Cuevas financieras que se usan para pagar las coimas que, de otra manera, no se pueden disimular.

Los que sostienen que Servini aprovechó la muerte de Grondona para meterse en la boca del lobo no conocen a la magistrada. Ella suele tomarse su tiempo y trabaja sobre seguro. Según Abuelas de Plaza de Mayo, es el juzgado que investiga con más paciencia y tenacidad las causas para restituir a nietos desaparecidos. Servini no es santo de la devoción del Gobierno. Los funcionarios que merodean muy cerca de la Presidenta sostienen que Cristina Fernández no le perdona sus investigaciones sobre el financiamiento de la campaña electoral del Frente para la Victoria.

Pero volvamos a la AFA y a Grondona. Quienes lo visitaban para pedir desde un árbitro determinado hasta dinero adelantado sostienen que Don Julio tenía una libretita en la que anotaba todo y que no se separaba de ella por nada del mundo. Allí consignaba nombres, cifras y favores dados y recibidos. La libretita de Grondona es el equivalente imaginario del famoso cuaderno de Néstor Kirchner. Todavía no se sabe con certeza si el presidente de la AFA compartía sus secretos más preciados con su familia, los tres o cuatro dirigentes que pasaban casi todo el día con él o si se llevó la mayoría de la información sensible a la tumba. El otro gran problema que rodea la causa judicial por los fondos de Fútbol para Todos es que cuando el arreglo se consumó, el Gobierno anunció que el objetivo principal era sanear los clubes. Incluso Fernández anunció que se usaría el excedente de ganancias para financiar parte del deporte olímpico. Sin embargo, desde agosto de 2009 hasta ahora, el déficit y el pasivo de la mayoría de los clubes se multiplicaron por cinco y un club "grande" como River estuvo a punto de pedir una convocatoria de acreedores por el agujero negro que la gestión de Daniel Passarella dejó en la institución.

Julio Humberto Grondona dejó este mundo sin cumplir el último sueño que había pergeñado: sumar a Cristóbal López al gran negocio del fútbol con el Prode bancado o las apuestas online. Los que apuestan al grondonismo sin Grondona pretenden que el nuevo circo dé comienzo cuanto antes. Mejor dicho: antes de que el debate público sobre las eventuales consecuencias de su instalación lo impidan de manera definitiva. Es, en el fondo, una lucha feroz entre lo que se está muriendo, o lo que se resiste a morir, contra la mínima transparencia que demanda la sociedad para los próximos años. El presidente de River, Rodolfo DOnofrio, ya adelantó: "No cuenten conmigo para apoyar el Prode bancado. Y menos la idea de entregarlo por contratación directa".

Expertos que trabajan con candidatos del Frente Renovador de Sergio Massa y de UNEN, como Martín Lousteau, analizan seriamente la posibilidad de controlar y poner barreras al enorme daño que les están haciendo las apuestas legales a la economía en general y a los más pobres en particular. Los bingos y casinos de la Argentina recaudan, año tras año, el equivalente a todos los subsidios que el Estado distribuye para la energía, el transporte y la industria. Las salas de juego se fueron reproduciendo como hongos en el transcurso de la "década ganada". Un solo casino por cada gran ciudad balnearia es algo que sucedía en el siglo pasado. Ahora hay bingos y tragamonedas en cada pueblo y en localidades de menos de 50.000 habitantes. La ludopatía se está multiplicado al mismo ritmo del narcotráfico y del consumo de sustancias prohibidas. No sólo se trata de una de las actividades que más concentración de la riqueza y más desigualdad generan. También es el negocio "legal" que más corrupción produce en el sistema político argentino. Detrás de cada bingo o de cada casino que no se entregó por licitación hay millones de pesos para los funcionarios de turno. La sorpresiva muerte de Grondona debió ser muy dolorosa para sus familiares y sus amigos, pero la verdad es que abre una oportunidad única para hacer un poco más transparente el oscuro negocio del fútbol. El estatuto de la AFA fue diseñado nada más y nada menos que por José López Rega en 1974. Permite a su presidente hacer y deshacer en todos los aspectos del fútbol juego y del fútbol negocio. Se debería barajar y dar de nuevo. Evitar que el gobierno de turno le saque ventaja al deporte más popular del mundo. Y al mismo tiempo impedir que un solo hombre, con una chequera enorme y una libretita de almacenero, haga y deshaga como si fuese Dios.