Por el momento no existen posibilidades de que los valores de los comodities agropecuarios terminen el recorrido bajista y cambien abruptamente a un camino ascendente. La evolución de los cultivos norteamericano sigue siendo prácticamente la ideal, con posibilidades de excelentes y grandes rindes por hectáreas y buena calidad comercial de las semillas cosechadas.
Por estos días, algunos pronosticadores indicaban que podría venir un tiempo de calor y poca lluvia, que generaría algunos inconvenientes al normal desarrollo de las plantas. Pero por el momento, estos son tan sólo pronósticos y habrá que ver si se cumplen. Los fondos de inversión continúan viendo un mercado chato y tranquilo, participando con alguna toma de ganancias y otros siguiendo con ventas ampliando su posición bajista. Los farmers también han tomado posición de venta, viendo la evolución de los cultivos en sus campos.
En la Argentina los productores siguen sin vender su soja. Según cálculos privados existen todavía más de 29 millones de toneladas de soja en manos de los productores (representa un 55% de la cosecha). Al ver semejante caída de precios, muchos analistas escarban en la errónea decisión de los hombres de campo argentinos que no vendieron a la espera de una devaluación similar a la ocurrida al comienzo de este año. Quizás de ocurrir dicha devaluación de nuestra moneda, no alcance a cubrir el porcentaje de baja de los precios internacionales de los granos. Pero debemos comprender por donde pasó este año la decisión de los chacareros.
Si vendían, daban la oportunidad que el Gobierno tuviera dólares frescos que dilapidaría como vinieron haciéndolo en los últimos 8 años. Segundo ¿que iban a hacer con los pesos de esas ventas? ¿Guardarlos en un banco dentro del territorio nacional? ¿Dejárselos a un acopio o cooperativa? Porque este año no pasa por la cabeza de nadie comprar nada. Ya lo que se necesitaba imperiosamente para las tareas de la empresa agropecuaria fue adquirido el año pasado. Invertir en departamentos, casas, autos, camionetas, etc o en algún otro bien inmueble o mueble ya se hizo. Por todo esto es que el productor nacional prefirió tener la soja en sus silos, bien guardada y custodiada por ellos mismos.
En esta situación, existe mucha gente enojada porque ve que las cifras que habían vaticinado de liquidación de exportaciones no ocurrieron. Que los montos de ingresos de dólares por las retenciones a las exportaciones son bastante menores a lo que esperaban. Y para colmo de males, los precios continúan bajando. Si hoy los productores argentinos vendieran su soja, ingresarían 2.000 millones de dólares menos que los que hubieran ingresado si las ventas se hubieran realizado en mayo.
Un panorama complicado que difícilmente se supere en el transcurso de este año.
Ya se aproximan los tiempos cuando los hombres de campo deciden cuantas hectáreas dedicarán para los granos de la cosecha gruesa. Toda una incógnita que develará en poco tiempo.
Por ahora, sigamos viendo el desarrollo negativo de los mercados.