Por un lado, le indicaron, la Argentina no estaría incumpliendo con la orden del juez Thomas Griesa, al no pagarle a nadie: ni a los holdouts ni a los bonistas que ingresaron en los canjes de 2005 y 2010.

Por el otro, sin demasiado esfuerzo, podrían tratar de acelerar un escenario de default generalizado para cobrarle a la Argentina. Esto sería porque el cross default determina que, si un país no paga un bono, los inversores pueden pedir el pago anticipado del resto de los títulos soberanos de ese Estado.

Aunque el analista les aclaró que en un escenario de default las variables macroeconómicas y financieras se complicarán en forma notable, con su discurso los inversores le dieron entidad a un rumor que da vueltas en el mercado en los últimos días: ante lo que consideran un default inevitable, muchos bonistas grandes apuestan a la aceleración (o cobro anticipado) de los bonos que el país está pagando regularmente. También se activaría el pago de los seguros contra default (CDS, por sus siglas en inglés).

Entre esos bonistas, según dos calificadas fuentes del sistema financiero, estaría el grupo Fintech, del mexicano David Martínez, quien habría adquirido últimamente bonos argentinos apostando a esta salida desordenada. Voceros del grupo Fintech dijeron a LA NACION que no harían comentarios sobre su estrategia de compra-venta de bonos.

"Hay fondos que piensan que, con un default afuera, se haría el canje en Buenos Aires y los holdouts se quedarían sin nada. Puede ser un default por unos meses", indicó el ejecutivo de un banco extranjero muy relevante. El ejecutivo agregó: "Fintech está en esta estrategia".

Cabe recordar la fuerte cercanía entre Fintech y el Gobierno, lo que ha dado lugar a toda clase de teorías conspirativas en un mercado que pasó de la euforia hace un par de semanas -por lo que consideraban un acuerdo seguro con los fondos buitre- a ser invadido por las dudas en torno a una potencial cesación de pagos si no hay acuerdo con los holdouts antes de fin de este mes.

A este panorama contribuyeron las últimas declaraciones duras de la presidenta Cristina Kirchner y el discurso de la conducción del Ministerio de Economía. "La Argentina no puede pagar la sentencia; la idea es no defaultear, pero no hay muchas alternativas", indicó ayer una fuente del Palacio de Hacienda a LA NACION.

Esta idea se relaciona con la hipótesis del "default controlado" que han barajado algunos analistas. Pero el ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen analizó ante LA NACION: "¿Quién controla un default? ¿Los mismos funcionarios que no pudieron evitar que se vaya al default?".

"Este default sería peor visto que el de 2001, que fue producto de la imposibilidad de pagar. Esta vez, en cambio, sería consecuencia de una decisión premeditada del Gobierno o de su incapacidad para redactar un contrato que pueda garantizar un depósito judicial a los holdouts hasta que se venza la cláusula RUFO", a fin de año, expresó.

Una válvula de escape ante toda esta presión sería que, en la audiencia prevista para el próximo martes, el juez Griesa permita que se paguen por lo menos los bonos en Europa y en Japón, lo que acotaría el problema a los US$ 539 millones que deben pagarse en Nueva York. Aun así, el default sería un escenario probable, en la medida que el Gobierno quiere que primero se reponga el stay (el amparo que había cedido Griesa y luego levantó) para formularles luego una propuesta a los holdouts, y éstos apuestan a lo contrario.

"Las dos partes están jugando a ver quién pestañea primero, pero aún hay más posibilidades de un acuerdo que de la irracionalidad. En el mercado, hay más dudas que hace un par de semanas, pero todavía existe la esperanza de una salida negociada", comentó un importante analista desde Wall Street.

En cambio, un abogado especializado en cuestiones de deuda recordó el memo del estudio que defiende al país en Estados Unidos, Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton, que decía que si había una sentencia definitiva contra el país, la primera opción de la Argentina era ir a un default.

"Ése es el plan A. El plan B es apostar a un stay, que Griesa lo puede determinar cuando quiera y sin que se lo pidan. Mientras tanto, todos juegan a ver si los contrarios se asustan primero", indicó el especialista.

Un informe de Federico Muñoz & Asociados indicó que "el desacato a la sentencia y la consecuente caída en default están dentro del menú de alternativas que se le ofrecen al Gobierno. Pero Cristina debe ser consciente de que, con ese curso de acción, el acceso al crédito externo volverá a convertirse en una utopía inalcanzable", lo que complicará el tramo final de su mandato.

Guillermo Nielsen

Ex Secretario de Finanzas

"Un nuevo default sería peor que el de 2001 porque sería por decisión propia y no por la imposibilidad de pagar la deuda".