Las protestas de trabajadores ligados a la exportación de granos amenazan con paralizar la actividad de los puertos de Argentina, que el miércoles 16 de julio ya se veían perjudicados por una huelga en reclamo de mejoras salariales que podría replicarse en otros gremios, según informó la agencia de noticias Reuters.
Mediante un comunicado de prensa, el gremio Unión de Recibidores de Granos de la República Argentina (U.R.G.A.R.A.) informó que este miércoles 16 de julio comenzó una huelga de 24 horas que podría extenderse si los representantes sindicales no alcanzan un acuerdo con las empresas.
De acuerdo a lo informado por la agencia de noticias Reuters, la elevada inflación, la tensión entre los trabajadores por los salarios en las empresas del sector agroexportador generan una presión cada vez mayor y por eso se podrían afectar los embarques de uno de los mayores proveedores mundiales de alimentos en un momento de fuerte actividad exportadora.
"Tenemos diferencias con los exportadores respecto de un convenio que regula el trabajo, pero también salariales. Los acuerdos alcanzados el año pasado han quedado totalmente desactualizados con la inflación", explicó a Reuters el secretario gremial de Urgara, Pablo Palacio.
Sin el trabajo de los recibidores, los granos -principalmente soja, el cultivo más importante del país- no pueden ingresar a puertos ni a acopios.
"Durante las últimas horas del día veremos la continuidad o no de la medida de fuerza", añadió el representante del gremio, que en julio ya había realizado un paro para pedir un aumento de sueldos del 45 por ciento, en medio de una inflación anual que ronda el 30 por ciento, según analistas particulares.
A esta huelga podría sumarse desde el jueves una protesta de la Confederación General del Trabajo (CGT) de la localidad de San Lorenzo, en los suburbios del norte de Rosario, el principal polo agroindustrial y de donde sale el 80 por ciento de los embarques agrícolas del país.
La central sindical, que tiene bajo su paraguas a trabajadores tan relevantes como los estibadores, mantendrá una asamblea por la noche del miércoles para decidir si lanza una huelga para pedir mejores condiciones laborales.
Si bien las principales empresas agroexportadoras que operan en el país, como Bunge, Louis Dreyfus o Cargill, suelen contar con reservas de granos y derivados para exportar, la multiplicación de huelgas podría paralizar prácticamente todas las actividades de los puertos, donde se encuentran sus plantas procesadoras.
Además, es habitual que la protesta de un solo sindicato del área de Rosario afecte a los obreros de los demás gremios, que a veces se pliegan al reclamo por solidaridad o simplemente no pueden trabajar porque se encuentran con el ingreso a su empresa bloqueado por los trabajadores en huelga.
El viernes pasado, el gremio de dueños de camiones de Argentina anunció una huelga por tiempo indefinido a partir del 21 de julio, que paralizaría el ingreso de granos a los puertos. En este caso el reclamo es por una mejora en la tarifa del transporte, que es pagada por los productores y los acopios de granos.
Además, los marineros del Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU) amenazan con una protesta a partir del próximo jueves, que impediría el movimiento de buques.
"Todas, en caso de efectuarse, pueden afectar al sector, con pérdidas económicas y, si se extienden las medidas, individualmente o superpuestas, por más de una semana, cortan el ingreso de divisas" al país, destacó una fuente del sector agroexportador que prefirió que no se revelara su identidad.
Con la cosecha de soja y maíz del ciclo 2013/14 de Argentina casi terminada, miles de camiones repletos de granos llegan día a día a la zona portuaria de Rosario, desde donde se embarcan granos y subproductos de soja por más de 20.000 millones de dólares al año.
Argentina es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja y el tercero de porotos de la oleaginosa y de maíz.
(Reporte de Nicolás Misculin/Editado por Gabriel Burin)