Tras el cumplimiento de la totalidad de los indicadores requeridos por la Asociación Internacional de Soja Responsable, Nidera acaba de certificar por tercer año consecutivo su producción de soja. Esta vez son 13.290 hectáreas de soja RTRS. En 2013 fueron 11.098 y 4832 hectáreas en 2012.
Para alcanzar el estándar, Nidera cumplió con la totalidad de los requisitos agrupados en cinco criterios: cumplimiento legal y de buenas prácticas empresariales, condiciones laborales responsables, relaciones comunitarias responsables, responsabilidad ambiental y prácticas agrícolas adecuadas.
El año pasado 33 empresas de todo el mundo certificaron un total de 495.050 hectáreas y 1.142.107 toneladas. De éstas, 14 fueron empresas argentinas.
La RTRS es una iniciativa global que en la actualidad cuenta con alrededor de
150 miembros en todo el mundo que incluyen Estados productores e importadores de
soja como Brasil, Argentina, Estados Unidos, India, China, Singapur y diferentes
países europeos. La Asociación Internacional de Soja Responsable (RTRS- por sus
siglas en inglés) es una organización creada en Suiza en el año 2006, que
promueve el uso y el crecimiento de la producción responsable de soja a través
del compromiso de los principales actores de la cadena de valor y mediante un
estándar global de producción responsable.
Cómo y por qué hacer soja responsable
Con el objetivo de que "la soja contribuya a cumplir con las necesidades sociales, ambientales y económicas de la generación actual, sin comprometer los recursos y el bienestar de las generaciones futuras y permitiendo la construcción de un mundo mejor a través del consenso y la acción conjunta", la RTRS desarrolló un estándar para la producción de soja responsable que incluye requerimientos para conservar áreas con alto valor de conservación, promover las mejores prácticas de gestión, asegurar condiciones de trabajo justas, y respetar los reclamos por la tenencia de tierras.
Entre otros aspectos, Nidera debió certificar que cuenta con canales disponibles de comunicación y diálogo con la comunidad local para temas relacionados con las actividades de la operación de cultivo de soja y sus impactos. También que proporciona a la población local oportunidades justas de empleo y los prioriza como proveedores de bienes y servicios. Entre otros, también se ha certificado que se minimizan los impactos negativos en lo social y medioambiental, que la producción de residuos se maneja responsablemente, que se trabaja en la reducción de las emisiones y en el aumento del secuestro de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
En lo que hace a las prácticas agrícolas adecuadas, se certifica la mejora en la calidad y disponibilidad de agua superficial y subterránea, el cuidado en la calidad del suelo, y que los impactos negativos de los productos fitosanitarios en el medioambiente y en la salud humana se reducen mediante la implementación de técnicas sistemáticas y reconocidas de Manejo Integrado de Cultivos (MIC). Además, toda aplicación de agroquímicos está documentada y toda manipulación, almacenamiento, recolección y vertido de residuos químicos y envases vacíos está monitoreada para asegurar el cumplimiento de prácticas adecuadas. Una empresa habilitada para transporte y reciclado es la encargada de retirar del campo los bidones para su posterior procesamiento.