En un nuevo comunicado, la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), informó que “el Estado nacional resolvió en 2005 establecer un peso mínimo de faena penalizando o castigando la faena de animales livianos en cabeza del titular de faena. La medida sufrió muchos cambios desde su inicio al presente. Desde 2011, el peso vigente es de 165 kilos res con hueso, resultante de un animal de unos 300 kilos de peso vivo”.

La entidad agrega que “la medida luego de 9 años llegó, producto de los distintos avatares que afectaron a la producción ganadera de nuestro país afectada por restricciones a la exportación, sequías, bajos precios y liquidación de vientres, a su peor estado de cumplimiento en 2012, estimando nuestros analistas que el peso de faena promedio nacional se encontraba por debajo de los 200 kilos res con hueso”.

Respecto de la nueva conducción del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Magyp) a cargo del Ing. Carlos Casamiquela, acompañado de un equipo técnico adecuado, la entidad remarcó que “con acierto definió como eje estratégico y con posibilidades ciertas de cumplir en el marco del tiempo de su gestión, elevar el peso promedio de faena, haciendo cumplir la legislación vigente”.

Fifra agrega: “Según nuestras estimaciones si se recuperan 20 kilos por animal representaría, al cabo de un año, el equivalente a la faena completa de un mes, es decir, 1,2 millones de cabezas, cantidad de kilos suficientes para atender un incremento de la demanda del mercado interno -si hubiera mayor consumo- y también para destinar mayor cantidad de toneladas con destino a exportación”.

El problema que advierte la entidad, a seis meses de arduos trabajos y continuas inspecciones del Magyp a los frigoríficos es que “existe un sector de la cadena de ganados y carnes dispuesto a continuar con la comercialización y posterior faena de animales livianos, aun cuando el accionar esté penalizado, haciendo peligrar el objetivo trazado. Atentos a esta situación nos preguntamos, si es un objetivo de Estado, asumirá éste el costo político de aplicar medidas correctivas en serio o quedará en el intento, sumando otro fracaso”.

Y concluye la entidad en su comunicado: “La economía y el comercio no entienden de competencias y facultades o de tiempos políticos; hay una frase trillada que dice ´tiempo es dinero´. Hay un importante sector que anhela por el bien del país que triunfe esta política y logremos aumentar el peso de faena porque estamos convencidos de que las dificultades del presente representan el éxito del futuro; el fracaso será un gran costo económico que soportará únicamente el sector empresario formal”.