El 7 de julio se celebra el Día Nacional de la Conservación del Suelo, establecido en 1963 por decreto de la Presidencia de la Nación en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennet. El Dr. Bennet fue un investigador estadounidense que trabajó constantemente en busca de la preservación de la integridad del recurso natural suelo, cuya importancia es vital para la producción agropecuaria.

El suelo es un sistema dinámico y complejo cuya función no es sólo la de servir como soporte mecánico para el crecimiento de las plantas, sino que también es el medio a través del cual éstas toman el agua y los nutrientes que necesitan para su desarrollo. Por otro lado, el productor se "comunica" con el cultivo para lograr las respuestas que desea, mediante las prácticas de manejo del suelo que lleva a cabo (laboreo, riego, fertilización, etc.). Cuando un suelo se encuentra en condiciones adecuadas para cumplir con su función para la producción, se dice que es de buena calidad.

La erosión es el más grave de los procesos de degradación y se define como la pérdida de las capas más fértiles del suelo y, por ende, de gran parte de sus condiciones para producir. La misma puede ser producida por el agua (hídrica) o el viento (eólica). Por la acción de tales agentes climáticos, las capas superficiales son arrancadas de su emplazamiento original y transportado hasta lugares a veces muy distantes. El suelo removido no podrá ser retornado, y tardará muchos años en volver a formarse. El resultado final de este proceso son tierras improductivas cuya condición es, en la gran parte de los casos, poco menos que irreversible.

De las 280.000.000 has que abarca la Argentina, 112.000.000 has (40%) están afectadas en algún grado por procesos de degradación, principalmente por erosión. Tierras de alto valor para la producción agrícola, se encuentran hoy dañadas por los efectos de este proceso. Se estima que, para las zonas húmedas de nuestro país, la degradación por estas causas se incrementó a razón de 250.000 has/año en los últimos 30 años. En lo que respecta a la zonas áridas o semiáridas, más de 21.000.000 has se hallan afectadas por erosión eólica, con incrementos de 60.000 has/año en ese mismo período.

El problema de la erosión existe y no puede ser negado; las alternativas no son muchas: o se deja que nuestros suelos vayan perdiendo gradualmente su capacidad de producir, o se decide conservarlos para asegurar la subsistencia de las generaciones futuras. Por eso es de verdadera importancia crear la inquietud para que en forma conjunta productores, contratistas, profesionales, estudiantes, docentes, empresarios y toda la comunidad en general tome conciencia de los riesgos que implica la pérdida de un recurso natural de tan vital importancia como lo es el suelo.

Según publicaron desde el portal Concienciarural., el Ing. Agr. Alberto J. Sfeir. Profesor Asociado. Cátedra de Conservación y Manejo de Suelos de la Facultad de Agronomía (UNCPBA) e  Ing.Agr. Marcela Piscitelli. Profesora Adjunta de la Cátedra de Conservación y Manejo de Suelos de la Facultad de Agronomía (UNCPBA) estas son las maneras de prevenir la erosión para conservar el suelo:

Hay indicadores simples de que el suelo está susceptible a erosionarse, o que ya tiene problemas de erosión:

-Cuando vemos reiteradamente en la superficie del suelo del lote que ocurren procesos de encharcado, planchado, sellado y/o encostrado. Hay que prestar atención si se incrementa la frecuencia de aparición de éstos, en especial después de ocurrida una lluvia.

- Cuando se observa el rastrojo acordonado, corrido en el lote.

- Cuando ocurre la presencia de Surcos, cárcavas.

-Cuando los cultivos están desparejos, sectores amarillentos (cloróticos)

-Cuando en las rutas o caminos cercanos a nuestro establecimiento, las alcantarillas aparecen con sedimentos (material suelto depositado)

-Cuando en los caminos se observan sedimentos (material de suelo suelto)

Tenemos que saber que existen medidas para evitar, y medidas para controlar estos problemas. Hay cuestiones claves que se pueden cumplir a través de la ejecución de diferentes medidas sencillas, que evitan el desencadenamiento de estos problemas, éstas tienen que ver con:

-Mantener una cobertura adecuada en el lote, durante el barbecho y en los primeros estadios del cultivo, hasta que éste “sombree” el suelo. En este caso pensemos que la disyuntiva va a terminar siendo “hacer rollos” o “acumular más agua para el próximo cultivo”. ¿Qué es más redituable?

-Evitar el pisoteo; ejecutar técnicas de pastoreo controlado.

-Orientar las labores, incluida la siembra y la cosecha, en lotes con pendientes, de manera que no se favorezca el movimiento del agua sobre la superficie y a lo largo de la pendiente. De este modo, además, aseguramos que “entre” más agua al suelo.