Con el creciente avance de las industrias de etanol para la producción de biocombustible, surge también un aumento en la oferta de subproductos de maíz. En Córdoba, “el corn belt argentino”, cuatro industrias de etanol ya están en pleno funcionamiento y otras están por empezar sus actividades. Así, la disponibilidad estimada de burlanda, también conocida como granos húmedos de destilería con solubles (GHDS), puede superar las 2.500 toneladas diarias.
En este contexto, la burlanda ha llamado la atención de nutricionistas y productores de establecimientos lecheros, por su alto contenido de proteína, energía y costo competitivo comparado con fuentes tradicionales de proteína, como el pellet de soja.
Oscar Queiroz es un especialista en el tema, ingeniero agrónomo (con un PhD y MSc) y trabaja para la empresa de nutrición animal Teknal. Elaboró un completo trabajo en el que, para empezar, explica que “cerca del 33% de maíz que entra en una planta de biocombustible termina el proceso en la forma de burlanda”.
El trabajo detalla que el principal método de producción de etanol es la molienda seca del grano de maíz. Luego, el maíz molido es rehidratado en una solución en la cual las enzimas transforman el almidón en azúcares simples, los cuales son fermentados por levaduras para la formación de etanol.
Luego, el etanol es destilado y el residuo sólido (burlanda húmeda) y líquido (solubles) son mezclados, para formar el producto final. Esta mezcla puede pasar por un proceso de secado para la formación de burlanda seca.
La burlanda seca puede ser embolsada y transportada como cualquier ingrediente seco de una dieta, y almacenada por largos períodos de tiempo en condiciones adecuadas.
Pero, actualmente, solamente una pequeña parte de la burlanda producida en la Argentina es procesada para la producción de burlanda seca.
“Gran parte de la producción de burlanda es vendida como húmeda (con 66% de humedad), lo cual limita la venta del material a áreas cercanas a las plantas de etanol y requiere una logística de transporte profesional para evitar cortes del abastecimiento del producto”, explica Queiroz.
Una vez que el material es descargado en un campo, el consumo completo de la carga, tirada sobre el piso, debería ocurrir en un período de entre 7 y 10 días. “La burlanda que es expuesta al aire por más de 10 días va a propiciar el crecimiento de hongos, lo cual genera aumento de pérdidas de materia orgánica”, dice el experto.
Los silos bolsa han sido empleados para almacenar burlanda pura por períodos de entre 1 y 8 meses. “Pero es recomendable que la burlanda en bolsas sea utilizada entre los 2 y 3 meses de embolsada”, recomienda Queiroz.
Una solución probada El establecimiento “Los Siete” está ubicado en la localidad de Ucacha, a 90 kilómetros al noreste de la ciudad de Río Cuarto, en Córdoba. El campo cuenta con un rodeo de 271 vacas en ordeñe, divididas en dos grupos (vacas frescas y vacas de rodeo general).
El veterinario Javier Calveyra recuerda que, cuando comenzó a trabajar allí, el año pasado, tenían como primer objetivo mejorar el estado general de las vacas, las cuales no conseguían mantener el nivel de producción luego de alcanzar el pico.
Esto se veía acompañado de la pérdida de condición corporal y la caída en los índices reproductivos, que arrojaban resultados no del todo satisfactorios.
La fuente principal de proteína para las dietas siempre había sido el expeler de soja, mientras que la fibra era aportada por silos de excelente calidad, tanto de maíz, como de alfalfa, ya que la empresa cuenta con picadora propia, lo cual le permite cosechar el cultivo en el estadío de crecimiento adecuado. “El maíz, que se utiliza como fuente de energía, también es producido en el establecimiento”, explica el encargado, Juan Manuel Verna, también veterinario.
Entre julio y agosto del 2013 la producción individual ya había llegado a 30 litros promedio, con dos ordeñes diarios. Y en septiembre se empezó a plantear la posibilidad de usar burlanda como fuente principal de proteínas, debido a la gran diferencia de costo entre el expeler y la burlanda y la proximidad del campo a las plantas ubicadas en Alejandro Roca, Río Cuarto, y Córdoba capital.
“Teniendo en cuenta un abastecimiento constante a un costo mínimo de flete, lo que es especialmente importante cuando se trabaja con alimentos húmedos, reformulamos la dieta para reemplazar parcialmente el expeler, que pasó del 14% a solamente el 1% de la MS de la dieta. Y el nivel de inclusión de burlanda en la dieta fue determinado en base a los datos obtenidos de su muestreo continuo”, explicó Calveyra.
El experto explicó que, con una inclusión del 14% en base seca en las dietas, no se produjeron cambios negativos en la calidad de la leche. “Se comenzó a utilizar burlanda en el mes de octubre, cuando observamos un aumento en la producción diaria de 0,5 litros promedio por vaca. La reducción en 1 litro de leche observado en noviembre y diciembre está asociada al inicio del calor y su efecto negativo sobre la producción. Pero el stress calórico no afectó la composición de la leche”, explicó.
Con estas experiencias, los técnicos concluyeron que la burlanda, húmeda o
seca es un ingrediente interesante, tanto desde el punto de vista económico como
nutricional. “La oferta del producto debería aumentar con el surgimiento de
nuevas plantas de etanol, lo cual puede hacer que la burlanda sea aun más
accesible. La posibilidad de reemplazar parcialmente la soja tiene un efecto
directo y positivo en el costo de producción de las dietas. Como todo
ingrediente, este debe ser adoptado en base a conceptos técnicos de manera que
se pueda producir más barato, con mayor eficiencia y buena calidad”, finalizó
Queiroz.
Cuánto se puede sumar a las dietas
Similar a la soja, la burlanda tiene un gran porcentaje de proteína no degradable en rumen (47–63% PB), lo que favorece el reemplazo parcial de la soja.
La principal proteína tanto en el maíz como en la burlanda es la zeina, rica en metionina, uno de los aminoácidos limitantes en la producción de leche. La burlanda, al igual que el maíz, no es una fuente del aminoácido lisina, la cual debe ser aportada por otro ingrediente.
El contenido de energía de este subproducto es resultado de la presencia de grasa (la cual es el principal factor determinante de la tasa de inclusión de burlanda en la dieta) y fibra de alta digestibilidad.
Como saben los tamberos y asesores, es importante considerar que las dietas de vacas lecheras deben ser formuladas de manera que no contengan un porcentaje de grasa mayor que el 5% de la MS, ya que en caso contrario la digestibilidad de la fibra puede ser alterada y el contenido de grasa de la leche reducido. El contenido de fibra puede llegar hasta el 48% FDN, la misma es muy digestible y representa una buena fuente de energía. Sin embargo, esta no tiene el mismo efecto que la fibra efectiva. O sea, mantener otras fuentes de fibra larga sigue siendo esencial para el buen funcionamiento del rumen.
El máximo uso de la burlanda en dietas de tambo no debería ser mayor al 20% si no hay otros ingredientes en la dieta aportando grandes cantidades de grasa.