Con el regreso de Cristina Kirchner tras su fin de semana en Santa Cruz, el Gobierno puso en marcha ayer la estrategia de minimizar el procesamiento de Amado Boudou para evitar expandir el caso que más complica al vicepresidente.
La primera pista la dio por la mañana el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que se negó a opinar de la causa al argumentar que no era un abogado penalista y prefirió, en cambio, descargar su malestar con la oposición y los medios por el tratamiento diferencial sobre el procesamiento que pesa sobre el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.
Tres horas más tarde, fuela propia Presidenta la que escenificó la estrategia al evitar hablar del caso en un acto que tuvo al mediodía para inaugurar el primer tramo de la ampliación de la avenida General Paz. Tampoco se esperaba. Desde que se conoció la responsabilidad que ahora probó el juez Ariel Lijo sobre la vinculación de Boudou con la empresa Ciccone, Cristina nunca se refirió al tema más allá del día en el que anunció que estatizaba la imprenta de papel moneda. Pero no habló de la investigación contra su vice. Sus gestos se concentraron en sostenerlo políticamente y sentarlo junto a ella en los actos oficiales.
En el Gobierno creen que el impacto por el procesamiento era el esperado y que la Casa Rosada ya pagó el costo político por el escándalo. "No sirve hablar ahora. Él ya se defendió y hay muchos temas de que ocuparse", opinó un hombre del equipo de comunicación para explicar el modus operandi oficial en esta etapa posprocesamiento.
La Presidenta pasó la tarde ayer en la Casa Rosada, donde se reunió con el ministro de Economía, Axel Kicillof, momentos antes de que se conociera mediante un comunicado que el funcionario aceptaba comenzar la negociación con los fondos buitre el próximo 7 de julio. Se la vio salir pasadas las 20.
La reacción de Capitanich fue escueta. "No hemos tenido diálogo porque trabajamos en temas de agenda institucional referida principalmente a la complejidad de la causa judicial con fondos buitre", se atajó cuando le consultaron si había hablado con Cristina del caso Boudou. Después se excusó en que no era "abogado penalista para opinar respecto de la situación procesal o de una decisión de un juez" y dijo que "todo lo que había que decir ya se dijo". Eso sí: aprovechó para arrastrar a Macri y culpar a la oposición y a los medios al comparar la situación de Boudou con el procesamiento del jefe de la ciudad por las escuchas ilegales. "El caso del ingeniero Mauricio Macri es exactamente el mismo y uno observa centimetraje de diarios o participación en medios de comunicación audiovisual prácticamente inexistente", se quejó. Sumó a los diputados Oscar Aguad y Federico Sturzenegger. "Lo que observo es un tratamiento por lo menos inequitativo y desigual", agregó, y cerró el tema.
Boudou, mientras tanto, mantuvo ayer tal como estaba prevista su agenda en Panamá, adonde llegó anteanoche desde La Habana. Se reunió con la vicepresidenta electa, Isabel Saint Maló de Alvarado, y hoy participará de la ceremonia de asunción del nuevo mandatario, Juan Carlos Varela.
En medio de su gira, donde recibió la noticia del procesamiento, el vice esperaba la venia de Cristina para dar su versión de los hechos después de que el juez Ariel Lijo lo procesó el mismo día en el que había pedido ampliar su declaración indagatoria. Pero la estrategia oficial de no agrandar el tema lo obligó a guardar silencio.
Cuando regrese al país, posiblemente mañana por la tarde, Boudou deberá reemplazar a la Presidenta, que viaja esa noche a Asunción del Paraguay para una visita oficial que hará el jueves. En caso de que no llegue a tiempo el vice, por unas horas asumiría el presidente provisional del Senado, Gerardo Zamora, aunque en la Casa Rosada descartaban que fuera a darse esa particularidad y garantizaban el regreso de Boudou.
Aunque tímidamente, en el kirchnerismo las reacciones fueron de defensa, pero no abundaron. A la comparación con Macri que hizo Capitanich se sumó el ministro de Defensa, Agustín Rossi, que consideró "más grave" la situación procesal del jefe de la ciudad. El diputado Carlos Kunkel argumentó que no había "ninguna razón para el juicio político" que reclama la oposición y su par Héctor Recalde consideró que la resolución de Lijo está redactada con "indicios frágiles". Hoy Cristina vuelve a un acto en público, en la Casa Rosada, a las 11, para homenajear a Juan Perón por los 40 años de la muerte del ex presidente.