Los objetivos son asegurar el recambio tecnológico, cuidar las tarifas para los contratistas –afectados por la competencia desigual– y mantener la calidad del picado.
Cada año ingresan en el parque de maquinarias argentino entre 50 y 60 picadoras de forrajes nuevas. Sin embargo, quienes apuestan a ser más eficientes y brindar un servicio de mayor calidad deben competir con tecnologías más antiguas y baratas, que permanecen en circulación en el mercado de maquinarias usadas.
Con la mira puesta en el recambio tecnológico, la eliminación de la competencia desigual en los servicios de picado de forraje y el mantenimiento de la calidad de los productos finales, CLAAS puso en marcha un plan de desguace de picadoras de más de 15 años. La empresa toma esos equipos en parte de pago –ya sean CLAAS o de otra marca– para la compra de máquinas nuevas o usadas de líneas actuales. Luego se retiran del mercado estos equipos antiguos y se procede a su desarmado y posterior fundición de sus componentes.
De esta manera, la empresa se propone alcanzar una mejora en la cadena productiva en 3 etapas: nuevas tecnologías, empresas eficientes en el mercado y mayor productividad en la transformación de forrajes en kilos de carne o litros de leche.
Según José Costamagna, del departamento comercial de CLAAS, en la actualidad existen alrededor de 750 picadoras de forrajes en el parque de maquinarias argentino, de las cuales unas 150 son modelo 2000 o anteriores. “El objetivo del plan es sacar del mercado esas picadoras en un plazo de 5 años, ya que se trata de equipos que poseen un alto costo de reparación, son difíciles de comercializar y tienen un elevado riesgo de cobranza. Además, como requieren una inversión mucho menor, compiten con los clientes que apuestan a comprar nuevas tecnologías, bajando el nivel general de las tarifas y la calidad del trabajado realizado”, sostiene.
“Con el plan de desguace, le aseguramos al cliente que hoy compra una máquina que el equipo que está dejando en parte de pago no va a salir nuevamente al mercado a competir con su picadora nueva”, agrega. El plan busca también crear un plus de demanda de trabajo en el mercado de servicios de picado, mediante la disminución total de la población de máquinas.
La iniciativa fue puesta en marcha en octubre de 2013, y logró su primer desguace en febrero de este año. “CLAAS dispuso las condiciones generales para que sus agentes de venta en cada zona lo vayan ejecutando en la medida que vayan entrando las maquinarias antiguas”, explica Costamagna. “La Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CAFC), que trabaja en este tema, nos ha trasmitido su conformidad con el plan, ya que contribuye a evitar la competencia con máquinas que conllevan mucho menos inversión y a estabilizar las tarifas, que han tenido mucha diversidad e inestabilidad en el último año”, añade.
Patricio Aguirre Saravia, presidente de la CACF, resalta que el plan contribuye a “sacar de circulación parte de una tecnología que ya ha evolucionado. Es una forma de profesionalizar y mejorar los silajes y reservas de nuestro país, dando de baja la maquinaria que ya no puede competir con los equipos modernos”.
“Hace 10 o 12 años atrás, empezó a transformarse la maquinaria, con más capacidad y nuevos cabezales, es decir, mejoras dentro de una misma línea tecnológica. Pero los equipos anteriores a esos años no incorporaban esos avances en los cabezales, procesadores, toma de humedad o variación de picado, por ejemplo. Por eso, creo que hoy la tarea es conservar y cuidar debidamente el parque de máquinas actual, que sí tiene todos esos elementos; sobre todo si tenemos en cuenta que la Argentina está muy bien posicionada en relación a lo que ocurre en otras partes del mundo en cuanto al nivel tecnológico con el que cuenta”, sostiene.
Actualmente, sólo en la zona de Trenque Lauquen y Mar del Plata, existen al menos 4 máquinas que esperan ser desguazadas. Mariano B. Daffunchio, agente de venta de CLAAS de esa región, cuenta que “algunas son picadoras que nos han quedado de operaciones más antiguas, y otras son máquinas nuevas, de negocios cerrados este año”.
“La idea central es resignar un poco de ganancia para apostar por el futuro, fomentando la utilización de máquinas nuevas” indica, y resalta que “el plan apunta a generar conciencia sobre las máquinas que están fuera de estado o con tecnologías viejas, porque hoy el campo requiere cada vez más velocidad y eficiencia para sus actividades. En este sentido buscamos cuidar tanto la competitividad de las empresas como la calidad de los productos”.
La expectativa de CLAAS para este primer año de vigencia del plan, según Costamagna, es lograr el desguace de unas 10 picadoras antiguas. “Si en este ciclo alcanzamos esa cifra, habremos dado a conocer este sistema de trabajo, y en los años subsiguientes podremos incrementar la proporción de máquinas desguazadas e ir incorporando en forma dinámica a las picadoras que vayan cumpliendo más de 15 años en el mercado”, concluye.