Más de 60 empleados despedidos en San Rafael, con arreglos para cobrar su liquidación en cuotas, exponen lo que para muchas bodegas y buena parte del sector primario es la postal post-paritaria: frente a la pérdida de rentabilidad y merma en las ventas en un contexto inflacionario sostenido, el 29% de ajuste salarial fue la gota que rebalsó el vaso.
Por eso, según fuentes de las cámaras empresarias, al menos 3 de cada 10 establecimientos vitivinícolas considera tomar la misma decisión si es que antes no llega algún tipo de salvataje.
Esa ayuda, en función de un proyecto que las entidades empezaron a delinear con la anuencia del Ministerio de Trabajo de la Nación para presentarlo el próximo mes, puede venir de la mano de subsidios a los salarios a través del Re pro (Programa de Recuperación Productiva).
El plan nacional canalizó $ 800 por trabajador de fruticultura de carozo en 2013, y acorde a los números de la vitivinicultura, requerirá destinar desde $ 1.500 por asalariado para sostener a la porción más complicada.
Según publicó el Diario Los Andes de Mendoza, se estima que el aporte previsional unitario llega a $ 2.000. Un ítem que, a cambio de un acuerdo como cadena de valor, ya se le planteó reducir del convenio de Corresponsabilidad Gremial vitivinícola al jefe de Gabinete Jorge Capitanich, sin tener respuesta todavía.
Desde Soeva (Sindicato de Obreros y empleados Vitivinícolas) San Rafael confirmaron despidos en cuatro empresas: Bodega Rama Caída y Sidrera Martínez (14), bodega Bianchi (estimados entre 14 y 20), otros 10 en Totals (ex Covisan), y 12 en Viñas de Altura (ex Lávaque). Situación que los empresarios del rubro asumieron.
“Vamos a tener una reunión con todos los socios para analizar las causas, aunque está claro que hay problemas y existen desde hace rato. Tenemos que hacer una evaluación de cada caso”, consignó Sergio Dimari, director de la específica Vitivinícola de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de San Rafael.Más allá de las consideraciones de Dimari, ex CEO de Bodega Bianchi, entre dirigentes predomina una noción: con ventas flojas e inflación en insumos, la suba de sueldos alteró la balanza.
Como lo resumió un bodeguero “cuesta vender y también cobrar. A eso hay que sumarle el costo de materia prima y laboral, además de los proveedores; sólo en botella se manejan plazos de treinta días y de contado”.
Igual, la posibilidad del ajuste no sorprende. “Se veía venir. Aunque no quedamos conformes con el resultado de las paritarias, las bodegas avanzan gradualmente; suspendieron a los temporarios de viña hasta la poda, y no se sabe qué va a pasar con los de las bodegas”, consideró Carlos Coria, secretario de Soeva Guaymallén.Desde el sector empresario, admiten que se preveía despidos aún antes de la discusión. Para Eduardo Senra, responsable de relaciones laborales de la UVA, “dijimos que había que tener cuidado con las cifras, pero igual iba a impactar en la mano de obra”.