Los planes del Gobierno para tratar de encorsetar la mayoría de las paritarias en una pauta de aumento salarial por debajo del 30% comenzó a encontrar obstáculos entre importantes gremios que desafían el techo oficial y presionan por subas por encima del 35%. Al tope de esa estrategia se ubica el sindicato que agrupa a los trabajadores de la industria de la alimentación que iniciará hoy un plan de lucha, que abarca protestas y paros, en reclamo de una recomposición cercana al 40%.
Luego del cierre de la negociación del gremio aceitero, que cerró en abril pasado un incremento salarial del 38% superando la pauta oficial, la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA) rechazó el ofrecimiento de la cámara empresaria de la actividad (Federación de Industrias Productoras de Alimentos y Afines - Fipaa) de una suba en torno al 29% y redobló la presión por obtener un aumento mayor para los 90 mil operarios de la actividad.
Con ese objetivo, el gremio realizará hoy en el centro porteño una masiva movilización a la sede de la cámara sectorial y desde el jueves arrancará con paros de dos horas por turno de producción, medida que se extenderá hasta el sábado. Si no hay avances en el ofrecimiento, desde el próximo lunes profundizaremos las medidas de fuerza, advirtieron desde la federación sindical.
Representantes gremiales y empresarios iniciaron hace varias semanas una ronda de encuentros informales para tratar de encarrilar las discusiones salariales, en las que aún no intervino el Ministerio de Trabajo, que conduce Carlos Tomada. Durante esas conversaciones, el sindicato pidió elevar de $ 6.200 a $ 9.000 el piso salarial de la actividad (de $ 31 por hora a $ 45), lo que equivale a un incremento por encima del 40%. Ante ese planteo, la representación empresaria propuso una mejora escalonada en torno al 25% y algunas sumas no remunerativas de manera de redondear un aumento en línea con lo establecido en las paritarias de la UOM, la construcción y comercio, entre otros, que firmaron apenas por debajo del 30%.
Sin embargo, el gremio rechazó en forma terminante esa propuesta y, a través
de un comunicado, aseguró que las industrias de la alimentación aumentaron la
productividad y fueron las que más remarcaron los precios por lo que tienen
margen para dar a los trabajadores del sector el aumento que reclamamos.
La negativa del sindicato que nuclea al personal de las fábricas de alimentos a
aceptar el tope oficial envalentona a aquellos gremios críticos de la
administración kirchnerista que comenzarán sus discusiones en las próximas
semanas, como el caso de los Camioneros de Hugo Moyano o los gastronómicos de
Luis Barrionuevo, a avanzar con sus pedidos salariales por encima del 35%.
Justamente el rechazo a cualquier corset salarial ante el aceleración de la inflación desde octubre pasado, además de los reclamos por la suba de las asignaciones familiares, la rebaja de la carga del impuesto a las Ganancias, y la creciente inquietud por los hechos de inseguridad, serán los ejes de la movilización que las centrales obreras lideradas por Moyano y Barrio nuevo realizarán este miércoles a Plaza de Mayo.