El ex viceministro de Economía Pablo Guidotti pronosticó que la liquidación de dólares de la cosecha no necesariamente provocará un incremento de las reservas del Banco Central, por los controles cambiarios y la baja credibilidad de la política económica. En una entrevista con LA NACION, el profesor de la Universidad Di Tella dijo que el déficit fiscal es de 4,5% del PBI y que se requiere un ajuste que acompañe la suba de las tasas, porque de lo contrario habrá recesión con inflación más alta que antes de la crisis de enero.

-¿Qué efecto puede traer el ajuste desarrollado por el Gobierno?

-No sé si llamarlo ajuste, porque eso implicaría un plan antiinflacionario o fiscal que no veo; más bien fue una respuesta a una situación insostenible, que fue la del mercado cambiario y la pérdida de reservas. No era posible llegar con la dinámica anterior hasta fines de 2015, y el Banco Central hizo algo ortodoxo, como subir las tasas de interés, que fue una reacción correcta frente a la realidad. Eso atenuó la salida de reservas, pero el problema sigue vigente si se mantiene el déficit fiscal mientras sigue la brecha cambiaria que aleja los incentivos para hacer inversiones. Por esta razón, al final, las tasas de interés altas, combinadas con las trabas actuales, afectan la actividad económica.

-¿Y la vía para acceder a inversiones es mejorar la situación fiscal?

-Se requiere un ataque por varios frentes; si hay un déficit fiscal de 4,5% del PBI, que es muy alto, hay que bajarlo. Esto se da, además, en una situación en la que la presión impositiva duplica la de los 90, sin mejor nivel de servicios del Estado. Para bajar el déficit ayudaría, si éste fuera un gobierno creíble, acceder al mercado de capitales, para que la deuda pública, que no es alta, pueda ser refinanciada sin recurrir al impuesto inflacionario.

-¿Recortar subsidios, como se anunció, serviría?

-Sobre este tema se habló mucho, y al final se termina sacando el subsidio en el peor momento, en vez de haberlo hecho en forma gradual cuando el país estaba mucho mejor.

-En cuanto a la inflación, ¿hay riesgos fuertes?

-Sin una crisis monetaria mayor, no es fácil que la situación derive en una hiperinflación, pero es cierto que una de las cosas que más le costaron al Gobierno fue sincerar la inflación, por lo cual, en estos años, tomó todas medidas equivocadas que afectaron el crecimiento. Al reconocer el problema, podría permitir que el país se conecte con el mundo, como ocurre con el resto de los países de la región, porque la Argentina se está empobreciendo. Por esa razón, además de las cuestiones monetaria y fiscal, se necesitan políticas para promover la inversión y la innovación.

-Si el Gobierno no hace nada, ¿podría surgir esa crisis mayor?

-En política monetaria la clave es que, durante un período prolongado, el Banco Central defienda la estabilidad de los precios. Pero durante muchos años esa entidad se jactó de que la inflación era buena. Ahora, por lo menos, el Central frena la salida de reservas, pero éstas son escasas y hace falta un cambio mayor.

-Si el Central bajara las tasas por el freno en la actividad, ¿se rompería la tregua cambiaria?

-Sí; volvería a haber una salida mucho más rápida de las reservas y una crisis cambiaria en dos o tres meses, con menos reservas. Por eso, lo bueno de la situación de enero fue haber reaccionado con la posibilidad de tener margen de maniobra. Por otro lado, hay analistas que asumen que, como la cosecha del agro fue buena, se liquidarán más divisas; pero la realidad demuestra que, con controles de cambio, esto no ocurre: el dinero se seguirá yendo, de otro modo. Los problemas no se resolverán y es posible que la cuenta corriente sea deficitaria.

-¿Por qué no crecerán las reservas con los dólares del agro?

-Es que si no hay correcciones de fondo, los agentes económicos anticiparán que habrá otra corrección cambiaria antes de fin de año.

-El Gobierno usó el freno al tipo de cambio como arma contra la inflación en los años previos. ¿Qué le queda como ancla?

-El ancla sigue siendo el tipo de cambio, aunque devaluaron más que antes; es una suerte de crawling peg . Es lo más usual para países poco creíbles o con inestabilidad financiera. Y al próximo gobierno le costará bastante la transición a un régimen de metas de inflación creíble.

-¿No comparte la idea de los analistas que creen que líderes más pragmáticos, como Sergio Massa o Daniel Scioli, mejorarán estos temas si ganan?

-No; mejorarán cuestiones formales, pero el problema es que la clase política defiende un modelo extractivo, una máquina de sacarle recursos al sector privado, con un Estado que en muchas áreas no tiene gente profesional y no acepta someterse a una auditoría de los planes de gobierno.

PABLO GUIDOTTI - PROFESOR DE LA UTDT

Profesión: economista

Edad: 55 años

Origen: Argentina

Fue viceministro de Roque Fernández, director del BCRA, profesor del CEMA y la UTDT, además de consultor internacional.