En una economía estragada por la alta inflación y la depreciación de la moneda, son esos males mayores con los que hay que terminar. Reducir subsidios a una parte de la población tiene sentido si así se termina con el déficit fiscal que se financia con la impresión de billetes . Se impone un sacrificio y se alivia otro. Los subsidios, las jubilaciones, los salarios y la AUH tienen escasa resistencia al aumento sostenido y generalizado de los precios. Entonces un ajuste tiene sentido sólo si logra terminar con el déficit fiscal y la financiación del gasto con emisión.
¿Es eso lo que hace el Gobierno? Muchos se ilusionaron con que sí, pero no parece. Porque ahora Axel Kicillof y Cristina Kirchner comenzaron a decir que lo que se ahorre en subsidios al consumo de servicios públicos se destinará a prestaciones sociales . Así, el gasto que ya no hay con qué financiar no va a bajar. Previsiblemente, tampoco la inflación.
¿Qué busca la Presidenta? Pareciera que el principal objetivo es el rescate del "relato". Por ejemplo, luego de mentir durante años con las cifras de crecimiento y regalarles dinero a los acreedores, el Gobierno decidió cambiar. Admitió que en 2013 eran los analistas del sector privado, a los que se perseguía, quienes tenían razón y que la economía no había avanzado tanto como para justificar el multimillonario pago que el Gobierno quería hacer a los acreedores por el llamado cupón PBI.
Hubo quienes pensaron que las autoridades iban a "ahorrarse" los US$ 3000 millones previstos en el presupuesto 2014 para esos pagos. Pero no parece que sea así.
El jueves se anunció el cambio en el cálculo del crecimiento de la economía, y también que no se harían los pagos. El viernes ya estaba publicada en el Boletín Oficial una decisión administrativa (la 1727/2014) firmada por Jorge Capitanich que tomó $ 3015 millones destinados a los tenedores de "cupones/PBI" y los destinó a engrosar las partidas del plan Progresar, que administra la Anses. Es el subsidio que se asigna a jóvenes de entre 18 y 24 años que ni estudian ni trabajan o pertenecen a familias desocupadas.
Cristina Kirchner y Kicillof apuntan a seguir diciendo que "no hay ajuste", sino reasignación en favor de los pobres, como con la quita de subsidios. No está claro por qué los acreedores fueron subsidiados en los últimos años con estadísticas mentirosas que sobreestimaron el crecimiento. El cristinismo quiere volver a los mercados de deuda para contar con dinero suficiente para sostener la transición y probablemente para mantener cierto poder político cuando los actuales funcionarios ya no tengan cargos. Pero estas idas y venidas no crean el mejor de los climas.
¿Cree la Presidenta que puede mantener un alto nivel de gasto financiado con inflación para así mantener poder político y conservar la esperanza de volver al poder después de 2015? Los manejos presupuestarios parecen indicar que sí. Cualquier cosa menos cortar gastos que parecen ser considerados estratégicos y que alimentan los argumentos propagandísticos en favor de la actual gestión.
Muchos críticos se ilusionaron con un manejo fiscalmente más responsable y realista. Pero el Gobierno parece tener otras prioridades. Para ayudar a algunos sectores, nada mejor que darles una asignación mensual. En medio de la fuerte suba de precios, es como darle a alguien un ventilador portátil para que combata las rachas de un huracán.