En los últimos años, el concepto de calidad evolucionó y el consumidor espera que el producto que va a adquirir no ponga en riesgo su salud y posea determinadas cualidades nutricionales y sensoriales. Si no alcanza el nivel esperado, lo rechaza. Con esta premisa, técnicos del Instituto de Ingeniería Rural (IIR) del INTA Castelar desarrollaron un sistema que permite tener una gestión integral en el proceso productivo de la miel a fin de garantizar su calidad y procedencia.
Andrés Moltoni, investigador del Laboratorio de Electrónica del IIR, destacó la importancia del uso de “códigos de barras” y los señaló como “un instrumento sencillo que permite una rápida identificación del producto”.
“La trazabilidad electrónica es una herramienta que permite cumplir con las expectativas de los consumidores al asegurar la calidad y seguridad del producto, desde el nacimiento hasta el final de la cadena de comercialización”, explicó Moltoni.
Con la implementación de etiquetas electrónicas se puede registrar e identificar los lotes de miel para luego realizar un seguimiento desde los cuadros, alzas y colmenas hasta los tambores de exportación. De este modo, ante cualquier inconveniente se puede detectar rápidamente su procedencia.
Para Moltoni, este desarrollo resulta “fundamental” para garantizar la presencia de atributos de los alimentos que suelen ser sutiles o difíciles de detectar para los consumidores, lo que aumenta la competitividad, el valor agregado y el posicionamiento de los productos en los mercados internacionales.
“En el caso de la miel, su deterioro está signado por las inclemencias del tiempo y el contacto directo con los insectos. De allí la importancia de desarrollar un sistema electrónico que pueda ser leído por radio frecuencia (sin la necesidad de una conexión a Internet), apto para ser utilizado en la intemperie y que, además, pueda ser reutilizable”, expresó el técnico del INTA.
Identificadas de principio a fin
El sistema desarrollado por los ingenieros electrónicos del IIR contempla la automatización del almacenamiento de los datos en una base dentro de un sistema de gestión ubicado en un servidor remoto.
De acuerdo con Moltoni, mediante un usuario y contraseña se puede acceder a la información sobre los productores, sus apiarios, ubicación y características. Además, detalla la cantidad de salas de extracción existentes, los tambores que fueron llenados y los cuadros que fueron destinados a cada tambor.
A su vez, el sistema permite utilizar la herramienta de filtrado para buscar una sesión de extracción en un día y hora en particular, como así también el detalle de cada tambor y las extracciones en las que participó cada uno.
“Para lograr esta concentración de datos, la información de cada sala es trasmitida automáticamente vía celular (GPRS) al servidor, por lo que no es necesaria la conexión a Internet sino, simplemente, que esté ubicada en una zona con cobertura celular”, indicó el técnico del INTA.