Mientras las dudas sobre los récords de producción –que se esperaban hasta hace un mes- siguen creciendo, los problemas económicos en los dos grandes productores del sur continúan agravándose.
Brasil ha incrementado la tasa de interés, como un eficaz instrumento anti-inflacionario, que tiene un lado oscuro: se trata de la recesión que acarrearía. El costo del dinero, como sabemos, influye también en la comercialización y logística de la soja.
La tasa de interés de referencia en abril último llegaba a 7,25% anual; y ahora está en 10,75%. Y la situación amenaza con continuar la suba.
En este sentido, la contracción de la economía brasileña tendería a debilitar la capacidad exportadora de la oleaginosa hacia el mundo.
En la Argentina, también, se sufre un proceso de aumento de la tasa de interés. Hoy pagar un 3% por una deuda de tan sólo un mes es algo “normal”. Obviamente, este cuadro financiero no ayuda para el natural desenvolvimiento de la cadena de valor de la soja.
Una tasa de interés de este nivel, en un período –como el actual- con un tipo de cambio estabilizado (al menos de muy corto plazo) es de usura. Pero así están las cosas, porque el interés tiene cargada la incertidumbre imperante.
Por algo, el diario The New York Times ha publicado un artículo sobre nuestro país titulado “Llora por mí, Argentina” donde vaticina que se dirige por el mismo camino que Venezuela.
A ello se debe agregar el cambio de expectativas sobre la producción final de Sudamérica.
Hoy nadie cree que la producción de Brasil llegue a más de 91 millones de toneladas. Oil World, por ejemplo, acaba de estimar un volumen de tan sólo 85 millones de toneladas.
Recordemos que su anterior cálculo era de 89,5 millones. Una reducción realmente fuerte.
¿Cuál es la razón fundamental de la baja?
Está claro que Brasil ha sufrido durante el desarrollo de la campaña varias inclemencias climáticas que han logrado “despertar” la avidez de los fondos especulativos.
El vecino país soporta demasiadas lluvias en el Mato Grosso, algo que demora la cosecha y reduce la calidad de la mercadería trillada. Además, el centro-norte ha sufrido de falta de agua cuando se necesitaba.
Sobre la Argentina, Oil World sigue siendo optimista. Y aunque acaba de reducir su estimación, nos habla de 53 millones.
De esta forma, Oil World prevé un aporte por parte de América del Sur de un total próximo a 152 millones de toneladas. Se trata de un volumen inferior al del cálculo del mes pasado cuando estimaba casi 160 millones de toneladas.
Desde nuestras oficinas, nosotros prevemos una cosecha aún menor para la región. Nos fundamentamos para ello, en que la Argentina apenas llegará a 50 millones de toneladas, dada la humedad excesiva sufrida básicamente en la zona núcleo.
Así las cosas, obviamente, hay techo en los valores, pero ciertamente más elevado del que se creía hasta hace poco tiempo.