La paloma continúa acechando al girasol y a otros cultivos en distintos puntos del país. Un estudio propone recomendaciones generales y medidas de manejo específicas para disminuir los daños causados por la plaga.
El coordinador de la Comisión de Daños de Aves de ASAGIR, Jorge Harguindeguy, sostiene que “si bien es prematuro todo lo que se pueda evaluar en cuanto a la incidencia de la plaga al día de hoy –ya que en el norte falta cosechar los girasoles de siembra tardía y en el oeste la trilla comenzará a fines de febrero– se han visto casos de aparición de palomas sobre trigo durante la cosecha en la zona oeste del país, y sobre soja en Córdoba, durante la implantación”. Este dato de la realidad vuelve oportuno recordar las medidas de manejo recomendadas para disminuir las pérdidas por la plaga en el cultivo de girasol.
A raíz de un trabajo de investigación encarado por la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con el apoyo de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA), el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (Minagri), se recomienda, como una importante medida de prevención, “acortar el período de exposición del cultivo a las palomas mediante una cosecha anticipada”, y aclara que con 16% de humedad el girasol está en condiciones de ser cosechado. También plantea que, en los casos que el ambiente lo permita, se puede desecar químicamente el cultivo con productos aprobados.
El uso de defoliantes químicos constituye una alternativa de manejo que acorta el secado del cultivo de 18 a 22 días, reduciendo el tiempo de exposición del grano a la paloma y contribuye a homogeneizar el nivel de humedad del cultivo antes de entrar a la trilla, aumentando la eficiencia de la cosecha. Estos productos se deben aplicar cuando el cultivo se encuentra en estado de madurez fisiológica, es decir, cuando el capítulo vira a un color marrón claro, o la humedad está en 28% (recordar que la planta completa la carga de sólidos al grano cuando estos tienen 34% de humedad).
El técnico de ASAGIR cuenta que los productores de La Pampa están trabajando con desecantes específicos como Paraquat y Carfentrazone, aplicados en girasoles con 30% de humedad de grano, pero advierte que “al utilizar esta estrategia hay que ser muy cuidadosos con el pronóstico climático, ya que si bien acorta el período de exposición del cultivo a la paloma, en el caso de que haya lluvias que atrasen la trilla, la medida pierde validez”. También señala que “la estrategia de desecado se ha generalizado en los productores con superficies grandes, pero no es tan fácil de manejar en las superficies reducidas del NEA”.
Entre las medidas de protección del cultivo, el documento sugiere “ahuyentar a las palomas de los lotes con dispositivos auditivos, visuales, y/o químicos de manera persistente durante el período crítico de daño”, es decir, en su madurez avanzada. En el caso de los repelentes auditivos o visuales, advierte la necesidad de tener en cuenta que estos dispositivos cubren efectivamente superficies pequeñas –de 1 a16 hectáreas, dependiendo del repelente utilizado– y señala que “requieren cambios frecuentes en el espacio el tiempo y la combinación de varias alternativas, para evitar acostumbramiento”.
En el caso de los productos químicos, el informe señala que hacia mitad de 2013, sólo se registraba en Argentina un único repelente de palomas para girasol y sorgo maduro, basado en antranilato de metilo. “Actualmente se están probando otros repelentes, pero no son utilizados masivamente por los productores, y los datos parciales con los que hoy contamos no han demostrado su efectividad en grandes cultivos”, precisa Harguindeguy.
Entre las medidas de carácter general, el documento plantea que no se debe esperar a tener las palomas en el lote para evaluar qué acciones tomar y destaca el monitoreo frecuente como medida para anticiparse a la presencia de palomas y los daños asociados a la plaga.
Según el representante del tema dentro de ASAGIR, de acuerdo a todos los conocimientos que se tienen actualmente sobre la plaga de palomas, “al menos por el momento, nadie está pensando en disminuir la población con métodos directos; la hipótesis que se maneja es que la población viene creciendo porque el sistema agrícola actual pone a disposición de la misma mayores cantidades de alimentos, lo que significa pérdidas de cosecha, pérdidas de grano en el transporte, feedlots, etcétera”. En este sentido, explica que –luego del relevamiento sobre los daños recopilado en un informe presentado por el INTA en General Pico, La Pampa, en mayo del año pasado– actualmente se está trabajando “en líneas específicas para tratar de entender mejor a la plaga y moderar su incidencia en el período crítico, es decir, la precosecha del cultivo”.
Con el objetivo de profundizar estas investigaciones, se ha formado una mesa interinstitucional presidida por el INTA, con la participación de ASAGIR, Minagri, AACREA y SENASA, cuya finalidad, según Harguindeguy, “es tener un intercambio más fluido sobre acciones emprendidas, con una mirada amplia sobre el tema”.