La política llevada adelante por el gobierno nacional ha que demostrado su inoperancia e ineficiencia tanto en el negocio de la carne como en el de los granos. Sin embargo el gobierno nacional en vez de asumir sus culpas de casi 10 años de intervención de los mercados, exportaciones cerradas, precios máximos, se la echan a los argentinos, en este caso a los productores.
¿Qué pasa con la carne?, ¿porque aumenta?, se viene preguntado el Jefe de Gabinete. La carne aumenta porque el gobierno ha destruido la ganadería y a los productores, por las pésimas políticas del gobierno para la producción sin fomentar la exportación. Esto generó que se pierdan 10 millones de cabezas, desaparezcan cientos de miles de productores, cerrando más de 125 frigoríficos con más de 12 mil trabajadores despedidos. Entonces hasta hace poco el productor vendía a $10 lo que hace 3 años vendía $13. Hoy la carne aumenta, aunque no lo quieran reconocer, porque hay inflación o ¿acaso hay algún alimento que hoy valga menos que tres años atrás?
Reconocerá alguna vez el gobierno que han fracasado con la carne, con el trigo, llevando el kilo del pan a más de $20. ¿A quién le atribuyen la suba del trigo? El jefe de gabinete debiera saber que está viviendo en un país que es el tercero en inflación del mundo y la principal causante es la política económica de un gobierno que no encuentra rumbo, que toma medidas y decisiones sin saber adónde se dirige.
Responsabilizan de la caída de las reservas a los productores de soja cuando las dilapidaron en más de U$20 mil millones, es decir 10 veces más de lo que hoy tiene guardado los productores. El jefe de gabinete acusa a los productores de “amarrocar” o de no querer vender la soja, como si guardar y proteger su negocio fuera algo que no esté permitido en este país. O acaso me pregunto: ¿es un pecado el ahorro? ¿Es un pecado protegerse de la inflación y de la devaluación, que hace que todo se vuelva más caro y aun peor, que nadie sepa que valen las cosas.
La inflación o la falta de dólares no es el resultado de que los productores no quieran vender sino de un gobierno que gasta cada vez más, que no supo resolver el problema de la energía y que es incapaz de reconocer que su política no sirve.
En esta década ganada el gobierno ha fracasado en muchas cosas, pero principalmente en cuidar la mesa de los argentinos, descuidando a los más vulnerables. De su fracaso responsabiliza a los productores, a los empresarios y a la sociedad.
Los problemas que nos preocupan a los argentinos como la inflación, la falta de empleo y la incertidumbre podrían empezar a resolverse si este gobierno reconociera sus errores en vez de repartir culpas para así intentar recuperar el rumbo.