En los últimos tres años, el precio internacional del aceite de soja viene retrocediendo y la misma tendencia se registra en el de girasol, colza y palma, según un informe especial que acaba de publicar la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Es una coyuntura complicada para la Argentina, que es uno de los líderes globales en la exportación de aceites oleaginosos.
“El efecto combinado de una mayor producción mundial y el consiguiente aumento en los stocks finales está impactando negativamente sobre los precios internacionales generando bajas de consideración”, explican Julio Calzada y Emilce Terré, de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR, quienes elaboraron el trabajo.
Argentina, con eje en el cluster de procesamiento de oleaginosas radicado en el sur de Santa Fe, es el primer exportador mundial de harina y aceite de soja (abastece alrededor del 50% del mercado internacional) y el tercero de aceite de girasol, a pesar del retroceso de este cultivo en las últimas campañas.
Es un negocio clave para la balanza comercial y para el ingreso de divisas. “En los primeros 11 meses del 2013, las ventas externas de aceite de soja y girasol ascendieron a 4.579 millones de dólares”, precisa la bolsa rosarina.
Las cotizaciones vienen cayendo por las tendencias del mercado internacional de aceites vegetales (palma, soja, girasol y colza). De acuerdo a proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) la producción mundial de estos aceites habría aumentado un 31% en apenas seis años.
En el ciclo 2007/8, se produjeron 128,9 millones de toneladas, contra 169,2 millones de toneladas que se proyectan para la campaña 2013/14. Son 40 millones de toneladas más que se vuelcan al mercado global.
“La tendencia al aumento en la producción de aceites vegetales, asociadas a fuertes inversiones en el rubro y nuevas fuentes de demanda (como es el caso de los biocombustibles), ha sido robusta y constante en el último lustro”, dice la BCR.
Hay un termómetro interesante para seguir la evolución del aceite: el índice de precios de aceites vegetales de la FAO. En febrero de 2011 logró un récord de 286,5 puntos, luego de varios años de cotizaciones que fueron escalando. Pero luego se desplomó hasta los 196 puntos de diciembre de 2013, con tendencia decreciente por las buenas perspectivas de la cosecha de soja en Brasil y la Argentina que se proyectan para este ciclo y por las grandes campañas de colza y girasol, a nivel global.
El consumo mundial de aceites vegetales también creció en estos cincos años, pero por ahora la mayor producción no sólo alcanza para atajar este incremento, también está permitiendo recomponer los stocks mundiales de aceites, con una excepción relevante: el aceite de soja.
En el ciclo 2007/2008, la demanda global de aceite fue de 126,6 millones de toneladas y en 2012/13 aumentó a 157,7 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 24,6%.
Hace cinco años, la suma de los stocks finales de los nueve aceites en el ciclo 2007/2008 era de 12,4 millones de toneladas. En la campaña pasada (2012/2013), en cambio, se incrementó a 18,1 millones de toneladas. Esto implica un aumento del 45,7%. En este ciclo se proyecta que suban a 20,3 millones de toneladas.
“La única nota discordante la da el aceite de soja: se observa una caída de los stocks finales del orden del 3,9%, al comparar los registros de 2007/2008 contra los de 2012/2013”, precisan Calzada y Terré.
Tal vez este sea un factor que permita atenuar, al menos parcialmente, la caída en el precio del aceite que más divisas genera en el complejo agroexportador argentino.