2014 trae aguas revueltas, el tipo de cambio del peso con respecto al dólar y la inflación van a ser protagonistas para el campo.

Estas variables que se modifican diariamente afectan directamente las condiciones para los exportadores, productores, consumidores e intermediarios. A su vez esta realidad genera comportamientos que no están alineados con parámetros de producción o rentabilidad tradicionales. Ahora la prioridad para los empresarios pasa a ser preservar el capital e incluso algunos podrán tomar ganancias a partir de las distorsiones.

Las condiciones que impone la “antipolítica” económica actual tampoco permiten que hagamos previsiones de mercados basándonos en la oferta, demanda, stocks, rentabilidad de los distintos segmentos de la cadena   y otros indicadores que usualmente estudiamos para sacar conclusiones globales.

La prueba más elocuente de esto es que la suba del ternero y posteriormente el gordo entre noviembre y diciembre no tuvo mucha justificación desde el análisis de estas variables.

El número del engorde daba negativo, la faena estaba alta y la exportación movió un poco pero todo el excedente fue a parar al consumo que se agrandó a pesar del aumento de precios.

En conclusión, la primera causa de esa suba de casi un 20% fue la inflación generalizada, una mezcla de aumento de costos de producción y comercialización, de precios complementarios y competitivos de otros productos y por sobre todo la expectativa inflacionaria de los mismos participantes del negocio y de los propios consumidores.

Alguna vez escuche decir de boca de un empresario de nuestro sector “la economía es un estado de ánimo”. Creo que esa frase resume lo que está pasando.

Estas reflexiones no impiden que tengamos en cuenta lo que está pasando en el sector:

  • La faena sigue muy alta, arriba de 13 millones de cabezas anualizada.
  • La matanza de hembras está por encima del equilibrio.
  • Se han consumido anticipadamente una gran proporción de machos que debían terminar de engordarse con más de 400 kilos en 2014
  • El maíz a pesar de los aumentos de fin del año pasado sigue relativamente barato para el encierre.
  • La oferta de terneros de otoño va a ser suficiente para abastecer una demanda parecida a años anteriores.

En otro contexto estas definiciones hubiesen permitido arriesgar un futuro escenario de precios y de relación entre valores de gordo, invernada y costos de producción.

Ahora tenemos que limitarnos a interpretar que actitud está tomando el mercado que en definitiva somos todos nosotros y cada uno en su rol. El comportamiento de las personas, no siempre alineado a las variables macro, es el que va marcar el día a día del mercado.

El productor está claro que intenta vender más corto y comprar más largo, con lo cual las tasas de interés implícitas en los plazos van en aumento.

Hay una gran participación de los ganaderos en el negocio agrícola que en este contexto de aumento del dólar está reteniendo grano y se financia con venta de hacienda, lo que generaría que la oferta se mantenga en niveles superiores a los esperados en los primeros meses de 2014.

Claramente la sequía en la región pampeana también profundiza la intención de venta, adelantando gran parte de oferta que debía salir en otoño.

El frigorífico, matarife y abastecedor se enfoca en el volumen antes que la rentabilidad, porque con aumentos permanentes de precio se agranda la plata en la calle y se pueden “esconder” las ineficiencias comerciales además de licuar los costos de producción, distribución, etc…

En caso de las plantas frigoríficas también están intentando mantener alto el volumen de faena porque perciben un recupero (venta de cuero, vísceras, cabeza y patas) que sigue en aumento durante los últimos 3 meses. Durante enero promedia los 3 pesos por kilo gancho, lo que representa un 15% de reintegro sobre valor de compra.

Esta intención de mantener la faena en volúmenes importantes funciona como un sostén de las cotizaciones, siempre y cuando el salario acompañe.

A primera vista diríamos que la exportación también debería beneficiarse con el deterioro del tipo de cambio, aunque se enfrenta a riesgos importantes con el permanente cambio de precios relativos y aumento de costos. El dólar exportador de los frigoríficos, descontando retenciones y el efecto de “la barata” tiene un valor neto muy inferior.  Un oficial a 6,75 pesos representa menos de 5 pesos para el que liquida exportaciones cárnicas.

La realidad del feedlot es más compleja que el año pasado. Viendo la relación compra venta y costo de producción el panorama no es bueno, aunque el manejo empresario de cada corral contempla análisis muy diversos por tipos de comida, los fletes de animales y alimento que tienen gran influencia en los costos actuales y fundamentalmente las variables financieras.

En términos generales el feedlot engordaría igual o más cantidad de animales que el año pasado. La gran participación de frigoríficos y matarifes en el negocio asegura que se encierre un volumen importante a pesar que la proyección de renta sea pobre.

El peso medio de faena tendería a aumentar en el contexto actual, porque la relación compra venta es negativa y el costo por kilo ganado tiene margen positivo. Si la invernada mantiene precios superiores al gordo, va a haber poco liviano de feedlot ofrecido, a excepción que aumente considerablemente el precio del maíz. 

Iniciando el 2014 el feedlotero espera para salir a comprar invernada porque cree que tiene que bajar de precio a medida que empiece la zafra, aunque en esta tormenta económica esa posibilidad es muy incierta.

Si la sequía persiste durante febrero y además de los maíces se pierde la cosecha de soja, probablemente se agudice la corriente de liquidación de vientres que comenzó tímidamente a fines del 2012 y se afianzó en 2013.

Gran cantidad de sojeros tienen vacas, y con el elevado nivel de deuda que encararon esta campaña el próximo paso en caso de pérdidas será deshacerse de los vacunos, igual que sucedió en 2009.

Con este panorama por delante quizás en 2014 no se repitan las tendencias de precios de los últimos años, y es posible que los cambios sean más fuertes y las relaciones de gordo e invernada, maíz y carne, pesado y liviano, exportación y consumo se inviertan en más de una oportunidad. La clave estará en seguir la evolución de la economía local.