La inflación parece haber quedado lejos del control oficial. Y en tan solo semanas se “comió” una buena porción del poder de compra de trabajadores, jubilados y beneficiarios de planes sociales: en los últimos 100 días, estos sectores perdieron entre el 15% y el 20% de sus ingresos.
Los precios de los alimentos –que componen la canasta de las familias– subieron más del 20% entre octubre de 2013 y la primera quincena de enero. Los combustibles aumentaron también más del 20%. El boleto de colectivo en la región metropolitana también fue “ajustado” desde comienzos de mes un 66 por ciento.
Y el dólar en todas sus versiones (oficial, tarjeta, bolsa, blue) se disparó, sin que exista certidumbre sobre cuál será el techo de la cotización. Este es otro factor que tiene un alto impacto sobre las expectativas inflacionarias y realimenta el proceso de remarcación de precios.
Según los gremios de la alimentación nucleados en la Confederación del sector (CASIA) “en los últimos dos meses del 2013, particularmente después de las elecciones legislativas, los precios aumentaron más del doble del promedio que venían registrando durante el año, en especial los precios de alimentos y bebidas”. Y precisan las siguientes cifras: 5,93% en noviembre y 4,42% en diciembre.
La consultora ACM dice que “la aceleración en el ritmo de inflación que se viene observando desde la segunda mitad de 2013” lleva a que “las perspectivas no sean alentadoras y enero registraría un incremento entre 4,5%-5%”. Y concluye que “ 2014 se perfila para un crecimiento de los precios minoristas más cercano a 35% anual, aún en un escenario optimista”.
Los gremios calculan que entre el 50 y 60% del gasto de las familias de asalariados se va en alimentos y otro 10% en transporte. Entre los jubilados que ganan el haber mínimo (y que representan casi 75% del total) los alimentos se llevan hasta el 70 por ciento de sus ingresos mensuales. Y en el caso de las personas que cobran la Asignación Universal por Hijo llega hasta el 100%.
En todos estos meses, los 7 millones de jubilados, pensionados y beneficiarios de pensiones no contributivas no tuvieron ninguna compensación y siguieron con el mismo nivel ingreso que tenían tras el reajuste de septiembre.
Las familias de los 3,5 millones de hijos beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo continuaron cobrando desde junio el 80% de los $ 460 por cada chico y ahora luego de entregar los certificados de salud y escolar deberían percibir la diferencia acumulada.
La inmensa mayoría de los trabajadores recibieron durante 2013 aumentos salariales fraccionados, en su mayor parte con el cobro de la última cuota durante agosto y septiembre, antes que la inflación pegara un nuevo envión. Muy pocos obtuvieron algún plus o bono de fin de año.
Tampoco está previsto que todos estos sectores tengan en los próximos días algún incremento en sus ingresos. El próximo ajuste de los jubilados, pensionados y pensiones no contributivas es recién en marzo. La mayoría de las paritarias también arranca entre marzo y abril. Y la AUH no tiene calendario de actualización, sino que depende de la decisión de los funcionarios.
Así, la inflación está achicando el ingreso de las familias con un agravante: aunque más adelante estos sectores obtengan algún aumento, no recuperarán la pérdida sufrida en estos meses. Y queda la incógnita de cuánto será el incremento de los haberes porque con el falso argumento de los “precios cuidados”, el Gobierno y círculos empresarios quieren fijar un techo de entre el 18 y 20%.
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