La polémica por el trigo y su comercialización sigue instalada. Y tanto el Gobierno como las gremiales del campo no dan un paso atrás en el enfrentamiento. Ayer, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, cargó contra la mesa de enlace agropecuaria por entender que había quejas cuando no se autorizaba la exportación y se quejan cuando se abre. Queremos saber realmente si estaban de acuerdo o no, reclamó.
Capitanich justificó la decisión de abrir la exportación para 500.000 toneladas de trigo en una primera etapa, y después de manera gradual siempre que se garantice el abastecimiento interno. “Con el trigo se hace harina y con la harina se hace el pan. Garantizar que exista trigo suficiente para garantizar en la mesa de los argentinos un bien indispensable”, puntualizó.
Y completó: El Estado administra un recurso que es estratégico. La decisión es de una racionalidad absoluta”.
El Gobierno estimó el lunes que en 2014 ese saldo exportador será de 1,5 millones de toneladas con una producción total de 9,2 millones de toneladas.
La liberación de exportaciones anunciada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, de 500.000 toneladas tuvo gusto a poco, ya que el sector esperaba un cambio en el férreo control que hacía Guillermo Moreno sobre el cereal.
La ratificación de las políticas de intervención generó revuelo entre los productores del cereal, cansados que tras 7 años de intervención de Moreno, siga sin haber cambio en las políticas públicas. Los dirigentes nacionales de la mesa de enlace comenzarán en los próximos días a reunirse con productores para determinar los pasos a seguir.
Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria (FAA), alertó que podría ir creciendo la conflictividad. Para el federado, habrá asambleas en las zonas productoras, que podrían derivar en nuevas protestas ruralistas.
Además, Buzzi reclamó al ministro de Economía, Axel Kicillof, que deje de ser hipócrita” al defender la política de cupos con el pretexto de la defensa de la mesa de los argentinos”.
Con este esquema se le transfirieron ganancias fenomenales del bolsillo del productor a seis o siete exportadoras multinacionales. Se quedaron con u$s 7.000 millones, comprándole barato a los productores y vendiendo en algún momento al mercado internacional, todo eso con el pretexto de la mesa de los argentinos, fustigó Buzzi.
Por su parte, el titular de Confederaciones Rurales (CRA), Rubén Ferrero, estimó que el excedente de trigo para exportar se ubicará en torno a las 4 millones de toneladas, con lo cual “otorgar un cupo de 500.000 toneladas es más de los mismo; es dar las herramientas para que no se de la puja entre los compradores”.
Y lamentó: Seguimos con la misma lógica intervencionista que le quita posibilidad al productor agropecuario de tener previsibilidad al momento de la venta y de poder obtener por su producto el precio que le corresponde.