En su último Informativo Semanal, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó duras cifras acerca de la producción del girasol, dado que en 1999 Argentina producía más harina y exportaba el 90% de su producción, mientras que hoy, con menos producción, exporta apenas el 50%.
Después del informe publicado en el último Informativo Semanal de la BCR del 2013 sobre Argentina en el mercado mundial de semilla de girasol, el director de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa, Julio Calzada, deduce que se evalúa una caída en la performance exportadora de Argentina en este producto en los últimos 14 años.
Entre las principales causas de esta reducción en la producción y comercialización externa de harina de soja, figuran la caída en los precios internacionales del aceite y harina de girasol ante el aumento en la oferta de aceite de palma; la mayor competitividad de la soja; y la incidencia del flete camionero y ferroviario que impacta en la rentabilidad del productor –esto teniendo en cuenta que se trata de un cultivo sembrado en zonas alejadas de los nodos portuarios-, entre otros.
Según señala el informe de la Bolsa, este proceso de pérdida de mercados externos en aceite y harina de girasol implica para nuestro país una menor generación de divisas. Es preciso tener en cuenta que el principal producto de la molienda de girasol y el que contribuye, casi excluyentemente, a la formación de su precio es el aceite. La harina de girasol normalmente se vende como insumo forrajero para la producción de carnes y leche, tanto en el mercado interno como en el exterior.
En primer lugar, en el cuadro a continuación, se observan distintos datos referidos al mercado de la harina de girasol a nivel mundial en la última campaña 2012/2013. Allí vemos que se mantiene el mismo lugar que tenía la República Argentina en aceite de girasol: cuarto (4°) con una producción estimada en la campaña 2012/2013 de 1.277.000 toneladas de harina de girasol. Esta cifra está muy por debajo de la producción de Ucrania (3,5 millones de toneladas), Rusia (3,3 millones de toneladas) y de la Unión Europea (3,1 millones de toneladas).
El país que en la actualidad registra una marcada orientación hacia la exportación es Ucrania, donde el 90% de su producción de harina de girasol se destina a la exportación: aproximadamente 3.175.000 toneladas sobre una producción total de 3.521.000 toneladas.
Luego de Ucrania, los dos países que registran excedentes exportables de consideración son Rusia y Argentina, los cuales destinan cerca del 40% de su producción de harina de girasol a la colocación de este producto en otros países. Rusia venderá al exterior en toneladas -en la campaña 2012/2013- el equivalente a dos veces y media la exportación argentina (1.360.000 toneladas vs 530.000 toneladas).
Lo llamativo es que Argentina tenía, hace 14 años atrás en 1999, una producción de harina de girasol un 58% más alta que la registrada en el año 2012 y un coeficiente de exportación del orden del 90%, tal como hoy muestra el país líder en producción y exportaciones que es Ucrania. Cuando hablamos del coeficiente de exportación nos referimos a la relación: exportaciones nacionales de harina de girasol / producción nacional de harina de girasol. Esta última medida en toneladas.
Este retroceso de Argentina en los mercados internacionales de la harina de girasol obedece a diversos factores que trataremos de analizar sucintamente. En primer lugar, desde el año 1999 se observa una fuerte caída en la molienda de semilla de girasol y, consecuentemente, en la producción de aceite, pellets (harina) y expeller de girasol.
De acuerdo a información oficial del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MINAGRI), se puede inferir que en los últimos 14 años la producción de aceite de girasol sufrió una fuerte retracción: se redujo de 2.471.550 toneladas en el año 1999 a 1.541.580 toneladas en el 2012.
Idéntica conclusión puede arribarse para la evolución de la producción argentina de harina de girasol (pellets). En el año 1999, la producción había alcanzado un total de 2.522.956 toneladas, bajando a 1.592.302 toneladas en el año 2012.
Esta caída en la producción fue acompañada por una fuerte desaceleración en las exportaciones de tortas, pellets y harina de girasol. En el año 1999 la producción total fue de 2.522.956 toneladas, exportándose aproximadamente 2.259.868 tn., un 90% del total producido. Paulatinamente va cayendo la producción y exportaciones hasta llegar al año 2012, donde la producción fue de 1.594.966 toneladas, exportándose un 50% de dicha cifra (803.115 toneladas).
Es interesante revisar la información estadística que brindaba en el año 1999 la firma especializada “Oil World” sobre el mercado mundial de harina de girasol. Allí se observa que Argentina era, en dicho año, el segundo productor mundial de tortas, pellets y harina de girasol, siendo apenas superado por la Unión Europea quien había producido un total de 2.696.000 toneladas.
Pero lo más llamativo era que nuestro país ostentaba el primer lugar como exportador de tortas, pellets y harina de girasol, con un total 2.333.000 toneladas, cifra muy aproximada a la que mostramos en el cuadro N° 3 en base a estadísticas oficiales.
Algunas de las causas que han generado esta reducción en la producción y comercialización externa de harina de soja en el período considerado fueron las siguientes:
a) En los años 1998 y 1999 se produjo una fuerte caída en los precios internacionales del aceite y harina de girasol, producto del aumento en la oferta mundial de aceite de palma. La palma es un cultivo perenne y de importante cosecha en Asia. El aumento en su producción afectó la rentabilidad de los productores de girasol argentinos, desalentando el cultivo en aquellos años.
b) A partir de la salida de la convertibilidad en el año 2001, muchos productores priorizaron la soja antes que el Girasol, por tener menores costos directos y mayores márgenes brutos por hectárea.
c) Aunque históricamente más del 50% de la producción de girasol se encuentra localizada en la Provincia de Buenos Aires, se trata de un cultivo sembrado en zonas marginales del país (provincia de Chaco, norte de Santa Fe, Santiago del Estero, este de La Pampa y sudoeste de Buenos Aires), en explotaciones agropecuarias alejadas de los nodos portuarios del Gran Rosario, Bahía Blanca y Quequén, donde se encuentran las principales fábricas y puertos de despacho de las exportaciones nacionales de granos, aceites y subproductos.
En consecuencia, la elevada incidencia del flete camionero y ferroviario, impacta negativamente sobre la rentabilidad del productor, desalentando la siembra. Recientemente directivos de ASAGIR, la Asociación Argentina de Girasol, sostuvieron que el girasol es un cultivo que se ha ido concentrando en zonas no centrales, registrando un fenómeno de “marginalización” a nivel geográfico.
d) Según ASAGIR, el desplazamiento del cultivo hacia zonas con mayor riesgo agroecológico y tierras de menor calidad y aptitud ha hecho que los rendimientos, pese a los importantes cambios tecnológicos incorporados, no hayan experimentado subas significativas.
e) Especialmente en los últimos años, el girasol sufre altos derechos de exportación y una baja rentabilidad para el productor. Los derechos de exportación para la semilla de girasol ascienden al 32%, en tanto que el aceite de girasol, harina, pellets y tortas son alcanzados con el 30%. El impacto de estas retenciones sobre el margen bruto del productor es alto, desalentando la siembra.
f) Producto de la menor rentabilidad, los productores estarían disminuyendo la inversión en tecnología, afectando los rindes.