El mercado de las oleaginosas sigue bajo la presión de las expectativas respecto a la evolución y resultados de la cosecha de América del Sur.
Hacia allí están dirigidas todas las miradas. Por ello, la volatilidad de precios es hoy la constante del mercado.
Tal fenómeno se acentúa día a día por las noticias procedentes de las zonas agrícolas sobre la evolución de los cultivos.
El caso de la Argentina es patético.
El infierno ha subido al país. La ola de calor ha interrumpido el avance en el operativo de siembra de soja de segunda al tiempo que está sometiendo a un fuerte stress a las sojas de primera y a las de segunda implantadas.
Las reservas de humedad de los suelos se están agotando y la situación se aproxima a un cuadro de sequía que impone un alto nerviosismo en los mercados algo que aún no se ha patentizado según la realidad que vive la agricultura argentina.
La mayor parte de los pronósticos hablan de lluvias próximas. Pero pocos son los que nos aseguran la posibilidad de precipitaciones suficientes para reacomodar los cultivos. Y esto alarma.
Según distintos organismos se habría sembrado una superficie de algo más de 16 millones de hectáreas. Como la intención de siembra llegaba a 20 millones de hectáreas, cada vez se hace más difícil lograr tal objetivo.
Y si bien no puede dejarse de lado la hipótesis de baja de precios, por la aparición de lluvias cuantiosas, no debemos descartar la posibilidad –creciente- de que el período crítico sea sobrellevado con las actuales condiciones de escasez de humedad. Porque no es fácil asegurar que todavía no hay seca. Hay que analizar lugar por lugar, ya que las últimas lluvias han beneficiado a determinadas áreas de la zona agrícola.
Respecto a Brasil, la realidad es que, si bien las cosas están mejor que en nuestro país, tampoco puede afirmarse que caminan sobre rieles. La región sur del país ha debido pasar por escasez de lluvias con mucho calor.
Los indicios de una probable tendencia hacia el alza, a resultas de este cuadro, se advierte en los futuros con entrega en abril y mayo que han llegado a valores cercanos a u$s 300.
Este monto, a valores de hoy, representa un precio de $2.000 aproximadamente. Como el ritmo de devaluación es elevado, probablemente para tales meses, precio de la soja se halle en torno a $2.300-2.400.-
La carrera entre la tasa de devaluación del peso y la tasa de inflación avanza a ritmo acelerado. Y es difícil establecer cuál de ellas lo hará más rápidamente.
Eso sí: uno casi podría asegurar que la devaluación resulta uno de los mejores resguardos contra la erosión de valor que produce la inflación. No es casual que los productores preserven su capacidad de ahorro e inversión mediante el acopio de soja.
Lo que sí sabemos con certeza es que vienen días de altibajos. La volatilidad se afirmará…
Si mejoran las condiciones en Sudamérica, el escenario es más bien a la baja. Pero si no lo hacen, el cuadro de precios se presenta en alza.