En las últimas jornadas lluvias modestas se desplegaron en el sur de CB, LP y oeste de BA. En el norte de LP, en la zona de influencia de General Pico los chaparrones fueron más generosos, con registros que lograron acumular unos 60 milímetros, sin embargo, este comportamiento no es de gran escala, solo se dio en corredores reducidos.
Las variables principales convergen de una manera desfavorable para configurar un escenario problemático que deben transitar los maíces y la soja, principalmente los primeros.
Las reservas superficiales se han agotado y los cultivos se defienden con la humedad profunda. Es muy posible que el aspecto de los mismos no esté en línea con el forzoso ajuste del balance hídrico, pero sin duda están acusando el impacto de las condiciones ambientales y quedan muy pendientes del alivio que puede estar llegando a partir del fin de semana. Las siembras de segunda están frenadas.
Hay algunas señales favorables que aparecen sobre el centro de la provincia de BA y que en el corto plazo pueden extenderse a las provincias del centro, incluyendo Uruguay. Luego de más de dos semanas un sistema frontal se organiza sin que la zona de alta presión logre debilitarlo. Comienzan a observarse nubes cuyo desarrollo escapa a las condiciones estructuralmente estables que se han vuelto persistentes en las últimas dos semanas. Es posible que este patrón de mayor actividad e inestabilidad se refleje en la franja central desde el sábado. Esto debería traducirse en lluvias que ganen continuidad desde el domingo.
Las exigentes condiciones meteorológicas que se observan han promovido una pérdida de humedad mayor a la habitual. Considerando esto, las lluvias previstas no lograrán compensar el balance hídrico deficitario del mes de diciembre, sin embargo auxiliarán oportunamente a los cultivos. Si proyectamos la mejora al mes de enero, la situación se presenta más favorable que la actual, pero no se perfila un panorama sobrado.
Concluyendo, durante el fin de semana se perfilaría una situación con potencial para reducir el impacto de la ola de calor. Progresivamente aumentarán las coberturas nubosas, llegarán las precipitaciones y se impondrá un contexto inestable en las últimas jornadas del año. Pueden darse zonas que acumulen buenas precipitaciones por repetición de eventos, sin embargo es preferible instalar la idea de que antes de finalizar el año la franja agrícola central puede llevarse unos 30 milímetros. Esto no compensa plenamente diciembre pero alivia el estrés que vienen sobrellevando los cultivos.
Hay que pensar un enero mejorado, pero sin descontar aún resultados a favor o en contra. Estas condiciones extremas no avalan una proyección de persistencia para el resto del verano, sin embargo no se descarta que aparezcan otras olas de calor. El punto fundamental será su extensión. La presente viene siendo muy compleja y está costando mucho quebrarla. Entendemos que el resto del verano será ajustado y con tendencia a mostrar temperaturas con desvíos positivos.
- Por CCA - exclusivo Agrositio
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