Los exportadores de granos mantuvieron esta semana una reunión reservada con autoridades nacionales para destrabar el tema que hoy les saca el sueño: la imposibilidad de exportar trigo. Tienen en su poder permisos de exportación por entre 1,5 y 2 millones de toneladas de cereal, las mismas que el Gobierno los obligó a dejar en el país cuando se desencadenó la crisis de abastecimiento interno, pero aún no consiguen que les den luz verde para sacarlas del país.
Si bien de la reunión se llevaron el compromiso de que se liberaran las ventas externas en breve, los empresarios, que mostraron buena predisposición suscribiendo el bono que les ofreció el Gobierno para traer divisas por hasta u$s 1.700 millones, están ansiosos.
En medio de la espera, Brasil, que supo descansar en el abastecimiento de trigo argentino en el pasado, empieza a tener necesidades y le compró 50.000 toneladas de trigo a los Estados Unidos, según informaron fuentes a la agencia Reuters. Esto implica una pérdida de oportunidad para la Argentina, que cosechó el 40% del área sembrada con trigo y cuando comienza a entrar la producción del sur de Buenos Aires, la zona triguera por excelencia.
Brasil, que ya veía venir los problemas de abastecimiento de trigo que viene sufriendo en los últimos años a la par de mayores restricciones a las ventas externas desde la Argentina, abrió el paraguas.
El gobierno de Dilma Roussef decidió el mes pasado abrir una cuota adicional de 600.000 toneladas para la compra de trigo libre de arancel de países externos al Mercosur (del 10%), según una resolución de la Cámara de Comercio Exterior brasileña (Camex).
Según indicó un corredor de cereales que pidió mantener el anonimato, los precios de comprar trigo en la Argentina son equiparables con los valores que se pagan en Estados Unidos y el costo del flete es de apenas u$s 10 más por tonelada si se lleva a Brasil desde el país del norte, contra el precio del viaje desde la Argentina. Con la exención del arancel casi es más negocio comprar el trigo en Estados Unidos. Y ante la necesidad, Brasil no duda un instante en reemplazar el trigo local.
En abril pasado, Brasil suspendió el cobro del Arancel Externo Común al trigo para un cupo de un millón de toneladas, que luego fue ampliando hasta alcanzar, a noviembre, las 3,3 millones de toneladas. La mayor parte de la cuota fue cubierta con trigo de Estados Unidos, que desplazó a la Argentina como principal proveedor del mercado brasileño. El país pasó de abastecer el 70% de las compras brasileñas a aportar sólo el 36% de las importaciones del cereal.
En la Argentina, el temor de que se repita la historia del desabastecimiento se nota. Mientras las estimaciones privadas más pesimistas dicen que hay un saldo exportable de 3 millones de toneladas de trigo, fuentes con conocimiento del sector aseguran que lo que en realidad les sobrará a la Argentina son 4 millones de toneladas, con una producción mayor a las 10 millones. Sin embargo, las estimaciones del Ministerio de Agricultura son más que conservadoras y hablan de 8,5 millones de toneladas totales de cosecha. Las aspiraciones de máxima arrojan una cosecha valuada en u$s 3.400 millones.