El control de las malezas vuelve a ser uno de los desafíos centrales de la agricultura argentina, por la resistencia al glifosato que desarrollaron plantas como sorgo de alepo, rama negra y gomphrena, entre otras. Pero Amaranthus palmieri también es un “yuyo” que puede generar muchos problemas, porque es una maleza agresiva que tiene una gran tolerancia a los herbicidas y una elevada tasa de crecimiento y diseminación en los lotes.
El investigador Juan Carlos Papa, especialista en protección vegetal del INTA Oliveros (en Santa Fe), recordó que esta maleza, que es nativa de América del Norte, llegó a la Argentina a través de las semillas y vino con la capacidad de adaptarse a ambientes adversos, lo que le da un horizonte de expansión muy amplio.
Es importante no bajar la guardia cuando se la detecta en el lote, en las banquinas o en los caminos rurales, ya que puede crecer unos 4 centímetros por día y produce cerca de 600.000 semillas por planta (Ver “ Crece muy rápido...” ).
Según Papa, para un manejo eficaz uno de los principales problemas es la gran dependencia del manejo químico que tiene el modelo productivo argentino, a lo que hay que sumar la escasez de rotaciones, la gran superficie agrícola bajo arrendamiento de corta duración y la falta de monitoreos.
“Además, esta maleza tiene un elevado grado de dispersión mediante el movimiento de los animales domésticos y las maquinarias, el empleo de semillas de dudosa procedencia y el transporte, entre otros factores”, explicó Papa.
Entre las alternativas viables para controlar esta maleza, el especialista recomendó limpiar los vehículos, maquinarias u otros equipos agrícolas –en especial, las cosechadoras– antes de ingresar al lote, y limpiar, en la medida de lo posible, las semillas y forrajes.
También es fundamental realizar un monitoreo frecuente de los lotes, caminos, cunetas, banquinas, baldíos y bordes a fin de “detectar tempranamente” la presencia de la planta de Amaranthus palmieri, la cual debe ser eliminada antes de que llegue al estado reproductivo. Cuando se encuentra la maleza, además es importante reportarlo al INTA y otros organismos oficiales y técnicos.
Como el caso de otras malezas, es central planificar las rotaciones tomando en cuenta el control de las malezas, para poder alternar herbicidas con distintos modos de acción y disponer el arreglo espacial de los cultivos de manera de maximizar su aptitud competitiva sobre las malezas.
Algunos especialistas de Estados Unidos, en donde hace varias campañas que “pelean” con esta maleza, aseguran que la mejor estrategia de prevención es la eliminación en forma manual de las plantas. Pero Papa explicó que esta alternativa es viable en el caso de haber un bajo grado de desarrollo, sin producción de semillas.
Otra dificultad relevante es la falta de una herramienta de control para este problema. “En la actualidad, en el país no contamos con herbicidas con registro específico en Senasa para esta maleza”, reconoció el especialista del INTA Oliveros.
En definitiva, la Amaranthus palmieri es una amenaza para tomar bien en serio y el INTA advierte que se necesita un esfuerzo conjunto, entre productores y técnicos, para retrasar el mayor tiempo posible la dispersión de la maleza en las regiones productivas.