La Cooperativa Frigorífica de Leandro N. Alem (Cofra) lleva adelante un proyecto de promoción del cultivo de maíz en la provincia de Misiones con destino a la alimentación de animales; actualmente, el cereal es exportado de provincias como Santiago del Estero, Chaco o Salta.
El presidente de la entidad Luis “Toquiño” Mieth indicó que la Cofra consume por año entre 8 y 11 mil toneladas de maíz para elaborar alimento balanceado para chanchos, dos tercios de ese abastecimiento llega de provincias como Santiago del Estero, Chaco o Salta y la idea es lograr reducir al mínimo posible las compras extraprovinciales. Aclaró que el objetivo no es que la cooperativa reduzca sus costos, sino que el dinero que hoy se está yendo a otras provincias.
Para seducir a los productores acostumbrados a trabajar semillas y fertilizantes traídos de Brasil, la Cofra se propuso llegar al productor con un paquete tecnológico de calidad y a un costo más bajo, con financiamiento, acompañamiento técnico y logística. Como referencia vale citar que la bolsa de semillas de maíz se vende a 600 reales en el país vecino y a 1.500 pesos a través de la cooperativa. “Es difícil entrar cuando el productor está acostumbrado a otro sistema de trabajo, con tecnología de Brasil.
Abaratamos costos en las compras de los productores. Trabajamos con Monsanto Dekalb, este año financiamos 200 bolsas de semilla, que alcanzarán a cubrir 450 hectáreas, algo lo ocuparán para consumo interno y lo que no ocupen ellos se lo compramos nosotros”, detalló el titular de la Cofra. Anticipó además que a partir del año próximo, que será el tercero desde del programa, Monsanto ofrecerá seguro de reintegro de semilla que cubre por pérdidas ocasionadas por el clima.
El gerente de producción primaria de la Cofra, Sergio Peñalva, resaltó que este año se lograron rendimientos muy buenos, en algunos casos por encima de los 10 mil kilos por hectárea, que son rindes similares a los promedios de la Pampa Húmeda. “Potencialmente somos una provincia que puede producir granos. Nos comparamos con Brasil, que son enormes productores, y vemos que estamos en las mismas condiciones de suelo, clima y topografía”, señaló. “Vinieron dos ingenieros de Monsanto que están acostumbrados a recorrer lotes de 1.000 a 1.500 hectáreas. Vinieron acá a ver parcelas de 7 hectáreas y se llevaron una muy buena impresión de lo que se está haciendo”, dijo Peñalva.