Volvió a ocurrir. La Cámara Federal anuló una causa a cargo del juez federal Norberto Oyarbide en la que, supuestamente, se investigaba un presunto lavado de dinero mediante transferencias de futbolistas. Aclaramos que el magistrado "supuestamente" investigaba ese delito porque, dado el tenor del pronunciamiento de la Sala I de la Cámara Federal, puede dudarse de cuál fue el verdadero propósito de la actuación del magistrado.

Debido a las graves irregularidades de Oyarbide, los integrantes de la sala tuvieron que sobreseer a todos los imputados. Esos jueces afirmaron que el procesamiento de los acusados dispuesto por el cuestionado magistrado es "un compendio de datos totalmente desconectados entre sí; transcripciones de escuchas telefónicas que, en su mayoría, resultan ser incomprensibles; listados de documentación que [el juez] mencionó, pero no analizó; nombres de empresas cuya actividad no se explica, y afirmaciones genéricas".

Los camaristas de la Sala I anularon la causa y sobreseyeron a todos los imputados, entre los que figuraban directivos de una financiera y dos empleados del Banco Central. En su resolución pusieron en duda la legitimidad de Oyarbide para ocuparse del expediente y subrayaron que encarceló a los sospechosos sobre la base de que existía peligro de fuga y de entorpecimiento de la investigación, pero dos semanas después dispuso los procesamientos de las mismas personas, aunque sin prisión preventiva porque "no existían riesgos procesales". Los liberó un domingo por la noche, un día totalmente inusual en Tribunales.

No fue el primer cuestionamiento demoledor de la Sala I a Oyarbide. En agosto pasado la misma sala lo apartó de la causa por el desvío de fondos públicos en la Fundación Madres de Plaza de Mayo y anuló las declaraciones indagatorias de los 66 acusados y los 44 procesamientos que había dispuesto, incluidos los de los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, ex apoderados de la fundación.

El panorama que los camaristas encontraron en este sumario fue muy parecido al que hallarían en el del supuesto lavado de dinero con transferencias de jugadores, pues también destacaron la "falta de racionalidad" con la que Oyarbide llevó a cabo la investigación al no otorgarle "una dirección lógica". Agregaron que el juez tampoco les explicó a los acusados los hechos específicos por los cuales se los acusaba, para que pudieran defenderse, y calificaron su investigación de "defectuosa", "imprecisa" y "confusa", destacando que "la verdad permanece oculta" y que se afectó el derecho de defensa de los acusados y sus garantías, violándose el debido proceso.

Los camaristas entregaron los despojos del expediente al juez federal Marcelo Martínez de Giorgi. Cabe recordar que esa causa representó un peligro tanto para el Gobierno, que autorizaba los envíos de los fondos presuntamente malversados, como para la Fundación Madres de Plaza de Mayo, cuya titular, Hebe de Bonafini, siempre mantuvo una relación simbiótica con el Gobierno.

Hace un mes y medio, el Tribunal Oral Federal 4 absolvió por prescripción y nulidades al ex presidente y actual senador Carlos Menem en el juicio por haber ocultado una cuenta suiza y otros bienes en su declaración jurada patrimonial de 2000. En la tercera audiencia, y sin haberlo indagado, los jueces declararon de oficio parcialmente nulo el procesamiento y consideraron prescripta por el paso del tiempo la omisión maliciosa de bienes. Resolvieron esas nulidades por considerar que en la instrucción "nunca se indagó" a Menem por esos dos delitos y eso conspira contra sus garantías individuales. La instrucción de la causa iniciada en 2001 estuvo a cargo de Oyarbide, quien demoró excesivamente el trámite de ese expediente, ahora prescripto.

En cambio, el juez adoptó una actitud inversa cuando tuvo que intervenir en la investigación del matrimonio Kirchner por presunto enriquecimiento ilícito a raíz del incremento exponencial de su patrimonio. Entonces, Oyarbide, en tiempo récord y en medio de múltiples y gravísimas irregularidades, sobreseyó a Néstor y Cristina Kirchner.

Estos y otros muchos antecedentes, como las sospechas que alentó el juez cuando se le descubrió un costoso anillo cuya procedencia no pudo explicar convincentemente, tornan imperiosa la remoción de este juez que, nada milagrosamente, ha sobrevivido a lo largo de las últimas décadas porque siempre beneficia al gobierno de turno en los casos de corrupción. Pero ocurre que Oyarbide se ha vuelto francamente impresentable y, muy probablemente, también se ha convertido en un peligro. Los duros términos con los que la Sala I de la Cámara Federal se expidió en su contra son toda una señal, pues es la sala considerada más afín al kirchnerismo.

Decimos que Oyarbide es un peligro y una afrenta a la Justicia pues, como todo juez, tiene en sus manos la libertad, el honor y el patrimonio de los ciudadanos. Como hemos visto, las causas que ha destruido hasta volverlas a foja cero son todas de gran trascendencia y la verdad sobre los hechos que en ellas se investigaban difícilmente podrá saberse y quedará en el enorme campo de la impunidad.