Se podría decir que lo fue tanto o más que el control del Grupo Clarín y peleándole en relevancia a YPF, "argentinizada" por medio del grupo Esquenazi antes de ser intervenida y expropiada. Kirchner libró una dura batalla administrativa, judicial y discursiva por las acciones de la empresa argentina de Telecom Italia (controlada indirectamente por Telefónica desde 2008).
El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fue uno de los soldados de aquella pelea, que duró hasta 2010 e involucró al accionista minoritario, el grupo Werthein, también enfrentado judicialmente a "los ítaloespañoles" por aquel entonces. El ministro de Planificación, Julio De Vido, llegó a amenazar con "estatizar" la empresa si no era vendida a algún empresario local.
Los nombres de los candidatos fueron aportados por el propio Gobierno: Eurnekian-Gutiérrez, Moneta-Garfunkel, Román... En aquella época eso era "argentinizar".
Esas acciones, según contó el propio Kirchner en enero de 2010 cuando fue "entrevistado" en el programa 6,7,8 de la televisión gubernamental, eran deseadas por el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, y la negativa del ex presidente a vendérselas -aunque no fuesen suyas- habría sido el comienzo de la disputa por la ley de medios, que involucró a toda la sociedad en los últimos cuatro años y cuyos capítulos están aún frescos en la memoria.
En octubre de 2010, sorpresivamente, la presidenta Cristina Kirchner recibió a las autoridades de Telecom Italia, de Telefónica de Argentina y del grupo Werthein y autorizó el ingreso ítaloespañol en la operadora argentina. Para entonces, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), controlada por Moreno, había escrito un dictamen con 1000 páginas de argumentos para rechazar la operación por "concentración monopólica" (Telefónica controlaría las dos operadores locales). En la última página, la autorizó con algunas exigencias risueñas. El pacto se anunció en la Casa Rosada.
En este contexto, Fintech -que ya controlaba una porción menor de Telecom Argentina- tenía el extraño logro de ser a la vez socio estratégico del Grupo Clarín (con el que comparte en minoría la empresa Cablevisión, donde hasta hoy controla el 40%) y del Gobierno (el fondo es uno de los principales tenedores de bonos del canje de la deuda argentina). Ahora la ley de medios obliga a Fintech a optar entre el cable y los teléfonos, actividades incompatibles.
De eso habría hablado ayer el mexicano David Martínez, CEO de Fintech, con el presidente de la Afsca, Martín Sabbatella. Al final, lo que ni Kirchner ni Clarín pudieron lo logró un socio de ambos.