"Pese a que continúa existiendo una gran brecha respecto de la carne de vaca y pollo, en los últimos años los cerdos comenzaron a ser demandados en el país", destacaron docentes de la casa de altos estudios.
El trabajo precisa que "el año pasado la producción de cerdos aumentó hasta 331.000 toneladas, casi duplicando los valores de un década atrás"; y en los primeros cinco meses de 2013 se observó un nuevo aumento de 22,5% contra el mismo período del año anterior.
Y aclararon que "para seguir creciendo hacen falta más inversiones y un cambio en los hábitos de consumo, puesto que, a diferencia de lo que sucede en el resto del mundo, en la Argentina se come principalmente carne bovina (unos 60 kg por habitante por año), seguido por el pollo (39 kg por habitante por año)".
En referencia a algunos prejuicios sobre la carne de cerdo, como la grasa, la investigadora Verónica Rocha aseguró que hace una década se logró disminuir 30% gracias a mejoras alcanzadas en la alimentación.
En ese sentido, agregó que la grasa de los porcinos se deposita sobre todo de manera subcutánea (por debajo del cuero): "Esto hace que su carne sea recomendable para personas que deben comer carnes bajas en grasas.
"Además, es rica en hierro, zinc, fósforo, potasio y en vitaminas del complejo B; a lo que se suma que es baja en sodio (apta para quienes sufren de hipertensión) y, en general, es tierna", indicó.
En cuanto a producción y tecnología, Rodrigo Etchemendy Ratto señaló que en los últimos cuatro años "se incorporaron nuevas madres a la producción de cerdos y creció el número de cabezas faenadas".
"La oportunidad de Argentina es llegar a abastecer la demanda interna y, luego, comenzar a exportar; el potencial de crecimiento es mayor en la producción de carne fresca", dijo.