Los problemas que atraviesa el sector triguero no se circunscriben a la campaña 2012/13, que derivó en escasez del cereal, llevó los precios a más de u$s 700 la tonelada y disparó los valores al consumidor del pan y derivados, sino parecen profundizarse en el ciclo 2013/14, del que acaba de comenzar la cosecha con más dificultades de las esperadas en un principio.
Escasez de lluvias, heladas tardías hicieron que la calidad de los trigales estuviera por debajo de las previsiones que posibilitaban hablar de una recuperación de la producción triguera para esta última etapa del año y 2014. Al principio se estimó que la producción podría ser cercana a las 12 millones de toneladas, lo que permitiría contar con un saldo exportable aceptable, en torno a 5 millones de toneladas, tras la fuerte retracción de esta cosecha, donde por la escasez solo se despacharon 3 millones de toneladas.
Hoy las estimaciones de la nueva campaña bajaron, algunos hablan de 10 millones de toneladas de producción triguera, otros incluso la ubican en algo menos de 9 millones de toneladas.
En ese contexto, y con las cotizaciones del trigo nuevo a u$s 260 la tonelada (entrega en enero, un valor histórico), la exportación se mueve con pie de plomo: Hasta el pasado miércoles 23, último dato oficial disponible, los exportadores habían declarado compras por solo 757000 toneladas. La cifra es más que exigua: representa una caída de 82% contra las compras que el mismo sector había hecho hacia fines de octubre de 2012.
De esta forma, y si la Ucesci (ex Oncca) autorizara a embarcar todas las toneladas de trigo compradas por los exportadores, será ínfimo el reintegro de retenciones de 23% que tributa el cereal prometido en mayo por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La demora en anotar ventas (que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, había prometido autorizar 5 millones de toneladas para colocar en el exterior) está relacionada con la incertidumbre sobre la producción total. Además, con los actuales precios del trigo nuevo, los compradores se encuentran trabajando por debajo de su capacidad de pago, comentan analistas.
En contraposición, la industria molinera de harina se muestra más activa en la búsqueda de garantizarse trigo para poder operar en el nuevo ciclo. Pagando precios por encima de u$s 780 la tonelada por trigo de calidad disponible y de hasta u$s 280 la tonelada para el de entrega en enero, al 16 de octubre último, la industria había adquirido 135.000 toneladas de trigo calidad pan, contra las 126.600 toneladas que había comprado a igual fecha del año pasado, cuando nada hacía prever que se estaba a las puertas del peor año del trigo local en los últimos 60 años y que el cereal emblema de la mesa de los argentinos iba a convertirse en el más caro del mundo, incluidos los países netamente importadores del grano.