Por los escasos márgenes que ofrece el negocio agrícola este año, los alquileres para la siembra de soja, que comienza por estos días en el país, se negociaron incorporando a los dueños en el esquema de riesgo del negocio.
De esta manera desaparecieron los dueños rentistas de los campos argentinos, según indicó a El Cronista el titular de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), Roberto Frenkel Santillán. Hoy todo se alquila a porcentaje, explicó, con referencia al sistema de pago que negociaron los arrendadores con los dueños de los campos para el ciclo agrícola 2013/14.
Solamente quedan exentos mejores campos del núcleo agrícola del país, donde el rendimiento está prácticamente asegurado.
Desde hace al menos dos años, la modalidad cambiar, pasando de un alquiler que se pagaba por adelantado en dólares a uno en el que los pagos se dan en dos o tres tramos, el último, atado al rendimiento de la cosecha.
Este año, la modalidad se extendió, y por los altos costos de la siembra, inclusive, en algunos casos el alquiler entero pasó a pagarse directamente a cosecha, incorporando el factor de riesgo en los rendimientos finales, aseguró Frenkel Santillán.
Mientras empiezan a sembrar su soja, los productores este año, más que en ciclos anteriores, necesitan el acompañamiento del clima, justamente, porque una mínima variación del rendimiento arroja el negocio a un resultado negativo.
En su edición correspondiente a octubre, la publicación especializada Márgenes Agropecuarios reveló que para que el margen sea positivo para el productor, la soja de primera tiene que rendir cerca de 4 toneladas (40 quintales) por hectárea, en campo propio, situación que se agrava si hay que pagar un arrendamiento. En el caso de la soja de segunda, que viene después de otro cultivo, se necesitan cerca de 2,3 toneladas de rendimiento para que el saldo sea positivo.
La meta es alta si se tiene en cuenta que el rinde promedio nacional de la campaña pasada en el país fue cerca de 2,8 toneladas por hectárea y la mejor marca nacional apenas superó las 3 toneladas por hectárea, a niveles promedio.
Las zonas buenas, de Salto, Pergamino y Rojas, por ejemplo, llegan a tener rendimientos por encima de las 4 toneladas en soja de primera, pero son los casos más excepcionales.
Con todo, más allá del cambio en los contratos, los precios absolutos también bajaron, ante una perspectiva de un altísimo riesgo.
Inclusive en las mejores zonas, hubo bajas en los precios de los alquileres en torno del 7%, mientras que en campos menos productivos el recorte alcanza al 15 por ciento.