En medio de la campaña, la presidenta Cristina Kirchner le dio ayer un respaldo gestual, aunque no verbal, a la nueva política de seguridad del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y de su nuevo ministro del área, Alejandro Granados, identificada con una postura de mayor rigor contra el delito que la tolerada por el kirchnerismo, que solía estigmatizar esa política como "mano dura".

"La política de seguridad de Scioli está asociada a la de Cristina. Ambos están atados y de ella depende la suerte electoral en octubre", comentó a LA NACION un funcionario.

La Presidenta sentó a Granados a su lado, para la foto, y lo hizo durante un acto institucional celebrado en Ezeiza, municipio del cual el flamante ministro fue intendente hasta hace dos semanas. Pero el acto no tenía nada que ver con anuncios sobre seguridad.

"El Gobierno no te regala una foto si no quiere apoyarte, por lo cual ese gesto fue en sí mismo un respaldo a Granados, aunque Cristina no hablara de la seguridad", confió a LA NACION una fuente del gobierno bonaerense, lo cual coincidía con la visión dentro de Balcarce 50.

El objetivo oficial del encuentro era inaugurar en Ezeiza las obras de reestructuración del Centro Recreativo Nacional (Cerena) y la puesta en funcionamiento del Polo Industrial Argentina Trabaja. Pero el trasfondo real de la presencia de la Presidenta era darles un nuevo espaldarazo a los principales actores de la campaña electoral, que comenzará legalmente mañana.

La mandataria sentó a su derecha al candidato a diputado del Frente para la Victoria, Martín Insaurralde, y a su izquierda a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, quien a su vez tenía a su lado a Granados. Cerca de allí estaban Scioli y la diputada y esposa del ex intendente, Dulce Granados. Ellos son los nuevos actores, en parte, de la campaña electoral. De todas maneras, pese a los esporádicos actos públicos en los que participa, la mandataria dejará el día tras día de la campaña bajo la conducción y el protagonismo de Insaurralde y de Scioli, para evitar pagar costos políticos luego de una posible derrota en octubre.

El apoyo a Granados, aunque no se involucró verbalmente, es relevante para la Casa Rosada porque los intendentes y funcionarios consideran que la inseguridad fue un motivo central, junto con la inflación, de la dura derrota electoral en las primarias del 11 de agosto último.

El modelo por seguir será Ezeiza. Granados les prometió a Scioli y a Cristina "llenar la calle de policías". Destinar personal que está hoy en funciones administrativas a las patrullas callejeras y acelerar trámites de gestión para destinar móviles en desuso.

También estimulará a los intendentes para que incorporen efectivos retirados a sus guardias municipales y aplicará la división de patrullas por cuadrículas, con el aporte de la policía montada en parques y espacios verdes, como ya acordó con el intendente de La Plata, Pablo Bruera.